what’s wrong with you?
A mí la verdad ese güey australiano con cara de payaso sin pintar y de flequitos güeros partidos al centro a la camilla estacionadora-juega-boliche me daba repelús, a todas horas besuqueándose con anacondas, cocodrilos, arañas, camellos y demás bestias salvajes que deben respetarse y admirarse de lejos con cara de miedo para que no olvidemos que la naturaleza es cabrona y que los humanos somos frágiles y citadinos. Pero ps ya se hartaron los animalitos y le tocó a una linda manta raya, aparentemente innocua, enterrarle su aguijón venenoso, y no sólo eso, sino que cual matador de fama y astucia, se lo enterró en el pecho, justo entre dos costillas y justo en el corazón (en Contoy vi el pie agujerado como Cristo de un marino que había pisado el aguijón de una manta raya: terrorífico). Ahora sí que ¡touché! Muajajajaja, la venganza de los animales majestuosos e independientes hartos de ser mostrados como de peluche. Sí, amiguitos, sólo en Hollywood los héroes corren entre dinosaurios sin ser aplastados y evaden mordidas, picaduras y demás con un salto mortal triple. Pero, ¿habrán filmado esta gran escena?
"hey, espérate a que crezca, pendejo"
"güey, nos están viendo, y comiste ajo"
"¡basta, no me toques yaaaaa!"
En cambio, admiro a María Esther de Capovilla, distinguida y tranquila mujer, quien vivió en harmonía (y aburrida, pues nunca bebió ni fumó) y, admirablemente para una anciana de 116 años, perfectamente vestida y planchada y peinada hasta su último día, sin manchas de baba y sopa, con todo su abolengo y elegancia. ¿Para qué sirve todo eso? No sé, pero se ve cuca. Nació en 1889 (el mismo año que mi abuela, pero ella nomás duró 98), se casó en 1917 (cuando mi abuela se mudaba a Nueva York para trabajar en el diario de habla hispana), enviudó en 1949 (cuando mi mamá se graduaba de la prepa) y murió a los 116 (cuando yo salía de la bloguerfete). ¿Recordaba toda su vida? ¿Escribió sus observaciones sobre un siglo trascendental? ¿Vale más vivir poco y sustancioso que mucho con cero acción? No, mucho y sustancioso, esa es la neta. Pero no todos, eh, no cabemos.
"qué impetuoso muchachito, yo sí le hago caso"