miércoles, agosto 30, 2006

fall fashion bankruptcy


Cuando una chica sofisticada y alocada, o su esposo o amante o papá, paga los precios de la ropa que le gusta, está manteniendo no sólo a las campesinas chinas que desenrollan el hilo de los gusanos de seda, o a los pastores cuyos rebaños producen lanas que se hilarán, lavarán y llenarán de color para tejer tweeds y demás, sino que también sostiene todo un imperio que incluye diseñadores haute couture que cobran como si salvaran al mundo, a toda la bola de costureros, modelos, maquillistas, fotógrafos y diseñadores de set con que se presentan los nuevos trapos y a los mil intermediarios, dentro y fuera de la tienda en la quinta avenida, que comen antes de que la dama se ponga el vestido. Pero de todos modos, do not mamate, qué precios, aun para cositas simpáticas que pensé podrían verse bien en Tamara o en Laura, por ejemplo. Prefiero cambiar de coche cada semana. O de país. Y nunca salir de Zara. ¿Y los labios negros? Ps por pedinches, yo creo, y eso que les faltan mil zapatos, maquillaje, underwear, etc., etc.

"cheap, just 18,000 pesos!"

"papi, 130,000 pesos con todo y abrigo!"

"la faldita, anda, 52,000 pesos!"

 

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