Si muero lejos de ti
Ahora los muertos se independizan de las tradiciones funerarias. El loco que hizo instalar su camión repartidor de helados de toda la vida cerca de su tumba, para que los llorones en la ceremonia pudieran aliviar el calor y la tristeza, ha demostrado que todo es posible a la hora de morir, y para celebrar el acontecimiento. Los hijos de un fanático de golf razonaron que si su papá nunca estaba en misa los domingos, sino en su campo de golf favorito, ¿por qué no hacer allí la ceremonia luctuosa? Y además proveer palos y bolas a los invitados. Eso me recuerda la ceremonia a la que asistí de una señora sueca que amaba los caballos, tanto, que incluso su casa fue diseñada a la escala de caballo y no de humano, excepto los baños (resultado: espacios maravillosos, dignos de grandes reventones, que hicimos, y muchos). A la hora de morir, su caballo favorito, blanco y enorme, desfiló primero con la silla de su ama puesta y luego corrió libre y sin silla por las praderas, al compás de una ópera wagneriana y fuegos artificiales. Imponente. Al menos la tendencia lógica de hoy es quemar los cuerpos. ¿Para qué ocupar espacio terrenal y podrirse poco a poco? Cero nice. Pero convertirse en cenizas también puede ser problemático. Me platicaron de un tipo que siempre viajaba con retrasos y aun su urna de cenizas, que debía llegar a Acapulco para la ceremonia de esparcimiento en su bahía favorita, terminó en otro país en la maleta desviada. Espero me falte mucho, pero con esto me pregunto si yo querría un espectáculo ruidoso o un tímido partir. O sea, qué pena terminar en una capilla del ISSSTE con flores rancias, pero, ¿rentar lancha y equipo de buceo para que bajen a depositar mi urna en una cueva de Cozumel? No, ya lo hizo Ramón Bravo. ¿Convocar a lecturas de posts en la fonda donde como diario? Boring. ¿Pasar pastillitas azules a los invitados vestidos sólo con una toalla en el vapor? Sweaty. ¿Meter mis cenizas en una botella de Absolut para siempre estar servido? Cool.
"higo and I had such good times!"