martes, abril 04, 2006

Hey, Puebla rules!


Llegamos a medianoche, caminamos por la plaza central arbolada junto a la catedral de piedra gris, nos sentamos en sillones de sala en la banqueta de un bar abierto y antes de pedir una cerveza ya nos atacaba un pálido ser local, como de otro planeta, supuesto mimo, que en cuanto oyó mi queja (“no lo soporto, quítenlo”) cambió de acto para declamar su poema verde y luego pidió dinero por su trabajo (“pero no eres empleado mío”). La mañana siguiente fue calurosa pero fuimos a los deliciosos desayunos combinables, luego al nuevo Angelópolis, donde compré artesanías típicas de la región como una chamarrita de Zara y un bolso de Springfield. Bebimos un trago en el patio del Camino Real, entramos a la catedral a admirar a los que sufren, caminamos por el zócalo repleto de actividad y ruido, comimos en una Chimichurrería argentina toda moderna, como les gusta a los poblanos, y luego de bañarnos y enguapetarnos recorrimos antros para homosexuales, como La Cigarra, El Cero y El Antro, todos peculiares y divertidos, pero el último con el teibolero argentino más mamado y perfecto y sensual de las últimas décadas, que bailaba con pasión y frenesí por horas y horas, ignorando a todos, haciendo su rutina y contemplando su belleza en los ojos de los desesperados. Luego cenamos gringas de 15 pesos, las más ricas del mundo, con todos los fiesteros. Dormidera profunda, desayuno de chalupas típicas, recorrido por el nuevo e impresionante Paseo de San Francisco, gran logro urbano de integración antigua y moderna, fantaseo de encontrar casa vieja por allí para remodelar y vivir, regreso a lo típico en la plaza de los Sapos, donde adquir los mismos vasos rojo y dorado que tenía mi ma, para luego beber una refrescante limonada en el mesón del sacristán, naranja y caro y oscuro pero íntimo y calmante. Regresamos a casa, me despedí de la mascota más linda en existencia y de my dear friend y volví a mi pueblo a toda prisa, ya extrañando todo.

"Dejen dormir, llevos siglos bailoteando"

"No puedo más con este vestido de Vero Castro"

"Suéltame, soy orgullosamente poblano"

 

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