martes, enero 31, 2006

photographer needed


Admiro el trabajo del fotógrafo aéreo de la gigantesca Ciudad de México, pero cada vez que recorro el maravilloso documento del fotógrafo iraní de la vida canadiense en Toronto, se me antoja mucho que alguien le dedique a diario un momento de su vida para retratar un detalle de la ciudad nuestra, y encima, con la perfección técnica con que lo hace este excelente fotógrafo. Ni es nada la foto de arriba, nomás los tabiques amables de una fachada vieja en una fábrica cualquiera, pero de alguna forma, y como parte de un arsenal que ya lleva más de mil fotos, se vuelve un espejo de la vida en el norte, y uno casi huele la humedad, siente las piedritas en el piso y el viento frío en el pelo, con escasos intentos de sol. Y me dan ganas de vivir allá, lejos de acá. No por esta foto, sino por las otras, que expresan la vida urbana cómoda, moderna, con estaciones cálidas y frías, nieve, gozo, intimidad, nostalgia, cafés y restaurantes y gente simpática e interesante y diferente. Aquí todo es igual, todos son ajenos, todos buscan otra cosa, algo que no soy yo. Y yo no busco, nomás soy, en mi cotidiana forma cansada. Hasta mis quejas dan flojera. Claro, si sucede que uno se instala allá, en cuanto pasen cinco días fríos y grises, querrá volver acá, pero al menos será placentera esa nostalgia de sol y tranquilidad. (Pensado en anticipación de una sugerencia de mi padre. Oh, cuánto misterio.)

"bueno, ok, ¿pero dónde está mi calle?"

 

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