December 1
Para mí uno de los grandes misterios de los conflictos internacionales de hoy es el hecho de que haya una corriente de médicos americanos, mexicanos y de otros países en el mundo, que sostienen que el virus de la inmunodeficiencia es una mentira del hombre blanco que se generó como bola de nieve y se mantiene viva por el respaldo de millones y millones de dólares que se destinan a la investigación en ese campo y a la producción de los famosos y carísimos cocteles. Para ese grupo, los síntomas por los que eventualmente muere quien acarrea dicho virus son resultado de enfermedades dañinas, no tratadas por no ser identificadas como tales. Por ejemplo, mantienen que hay cuatro variedades más de herpes no reconocidas y mortales, que si tratadas, dejarían de serlo. Del mismo modo, los enfermos africanos, por ejemplo, mueren de inanición, sed, malaria, y todo tipo de horror tradicional. Los gringos mueren por la debilidad a su sistema de protección causada por la exagerada ingestión de drogas de moda, muy fuertes y que no existían hace cincuenta años. Para ellos, la existencia del virus famoso es imposible porque no se comporta bajo las leyes naturales de cualquier virus, y dicen que por eso se han inventado términos como retrovirus y demás, que explican algo falso. Una teoría para tapar otra. Hay disidentes americanos que defienden esta teoría con su vida misma, y muchos de los integrantes de esta corriente trabajaron con los descubridores del virus y por eso se creen con la autoridad para negarlo. ¿Será cierto? Una solución tan clara y contundente y con evidencia de libros y artículos y estudios debería ser fácilmente respaldada por las organizaciones mundiales de salud, diría yo. De igual forma, la manipulación que provocan cantidades inauditas de dinero también sucede todos los días. ¿Llegará el día, en años, siglos, que se rían de la falsa epidemia que invade nuestra existencia? ¿Se verá como una peste bubónica, que no se pudo controlar por los escasos conocimientos medicinales de la época? No sé, pero uno cogía de lo más a gusto sin condón hace años y era delicioso, aunque de todos modos había peligros, menores, pero que daban susto, y dolor. Pinche sexo, tan rico y tan traicionero.
"Those were condoms, or viruses? weird!"