martes, noviembre 01, 2005

why on halloween?


Ayer rondaban miles de mini personajes extraños por las calles que cruzo al salir de mi oficina, jalados por sus nanas para atravesar rápido a la otra banqueta y asaltar más casas cuyos polis sostenían amables y aburridos las bolsotas de dulces importados compradas por la señora para la ocasión y que los asaltantes disfrazados revisaban a conciencia. Las nanas se divertían a carcajadas, seguro imaginando cómo saltaría Gasparín veinte metros cuando le diera la defensa de mi coche, o cómo su diablito tendría que asistir luego a clases todavía con trazos de makeup imborrable. Eran hordas liliputienses, todas mágicamente puestas de acuerdo en salir a su invasión a las cuatro en punto, para evitar ser asaltados por hordas aún más peligrosas y serias, de los asaltantes que rondan la zona cuando anochece, y sacarles ventaja a los integrantes de hordas bizarras, como los de las fotos, que salen más tarde en busca de dulces, pero de otro tipo. Furioso de tener que tolerar timbrazos cada minuto al llegar a mi casa, descubrí que mi zona no es de peligros extranjeros. A mí sólo me tocan los rezos a la Lupita a mediados de diciembre, o sombrías procesiones de santos sangrantes por ahí de marzo y abril. Y hoy, muchos arreglos anaranjados, hasta en el changarrito de flautas de pollo, res o papa, que tanto frecuento.

"I came as a zempasoocheettle"

 

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