looking for the odd
Los coleccionistas occidentales de arte descubren entre los vietnamitas y chinos a nuevos artistas con los que apostar por un futuro de millones. Entre ellos están los pintores del ya renombrado Realismo Cínico de los ochenta, cuyos cuadros, como el de arriba, están valuados en más de 250 mil dólares en la próxima subasta de Sotheby’s NY este viernes (¿y el proceso 9/11?).
Los franceses disfrutan con té de menta y llevan a fiestas la “pâtisserie orientale” de las tienditas árabes de París, al descubrir que dichas pastas no son tan dulces como pensaban y sí finísimas y alucinantes, con la delicada producción tipo maghreb de la concurrida tienda argelina B.K. (Bague Kenso, en la rue Oberkampf, súper de moda) a la cabeza (¿y la contratación?).
El sábado inventamos Terry y yo, a riesgo de pulmonía, al aire libre, sin techos ni muros atosigantes, en la terraza del Condesa df, el privilegio de admirar sentados cómo la proa de ese magnífico barco surcaba el mar de árboles de jacaranda con su tenue morado, al momento de la brisa helada de amenazantes nubes negras y la intrépida luz del atardecer en la altiplanicie, bebiendo litros de woka (vodka con sake, deli deli) y comiendo crocantes ruedas fritas de calamar (¿y los candidatos?).
Más tarde, con JP y el toque ofrecido por la mismísima cantante antes de entrar, disfruté las delicias vocales y visuales de uno de los exóticos grupos musicales que ha descubierto él en sórdidos y oscuros antros, con la magnífica y simpática danesa de Afrodita (¿cantaba contra el artículo 33 que la saca del país o a favor de los 33 sabores de aquella marca?).
Como el domingo, recuperando el entendimiento al calor de un tinto Las Mercedes, un camarón gigante con salsa slater, un celestial pastelillo de cangrejo de Alaska, un filete NY casi rojo con bernesa y un pastel helado de chocolate. Mezclar tradicional y diferente es lo de hoy.
Los franceses disfrutan con té de menta y llevan a fiestas la “pâtisserie orientale” de las tienditas árabes de París, al descubrir que dichas pastas no son tan dulces como pensaban y sí finísimas y alucinantes, con la delicada producción tipo maghreb de la concurrida tienda argelina B.K. (Bague Kenso, en la rue Oberkampf, súper de moda) a la cabeza (¿y la contratación?).
El sábado inventamos Terry y yo, a riesgo de pulmonía, al aire libre, sin techos ni muros atosigantes, en la terraza del Condesa df, el privilegio de admirar sentados cómo la proa de ese magnífico barco surcaba el mar de árboles de jacaranda con su tenue morado, al momento de la brisa helada de amenazantes nubes negras y la intrépida luz del atardecer en la altiplanicie, bebiendo litros de woka (vodka con sake, deli deli) y comiendo crocantes ruedas fritas de calamar (¿y los candidatos?).
Más tarde, con JP y el toque ofrecido por la mismísima cantante antes de entrar, disfruté las delicias vocales y visuales de uno de los exóticos grupos musicales que ha descubierto él en sórdidos y oscuros antros, con la magnífica y simpática danesa de Afrodita (¿cantaba contra el artículo 33 que la saca del país o a favor de los 33 sabores de aquella marca?).
Como el domingo, recuperando el entendimiento al calor de un tinto Las Mercedes, un camarón gigante con salsa slater, un celestial pastelillo de cangrejo de Alaska, un filete NY casi rojo con bernesa y un pastel helado de chocolate. Mezclar tradicional y diferente es lo de hoy.
"¿Pero por qué debo venir a la ofi?"