underwater bliss
"¡No quiero salir! I like it here."
Ver pasar los peces de colores en escuela y los grandes meros presumidos, descubrir una tortuga carey jugueteando sola y feliz en la arena profunda, perseguir a una mantarraya con motas blancas en su suave aleteo por el fondo, cruzar cuevas milenarias de colonias de coral, tocar los pepinos de mar que cual pene de burro se estiran un metro cuando nadie los ve y se encogen a tamaño de niño en cuanto sienten una presencia, comparar mi escala con el diámetro de las esponjas enormes de oreja de elefante, mover los tentáculos de las anémonas brillantes con las olas de mi vaivén, mirar el azul profundo del precipicio de agua, que llama y llama a buscar el fondo a 800 metros, mirar entonces hacia la superficie de espejo, tan lejana, a más de treinta metros, con sus olitas y la forma distorsionada del barco sobre su quilla, allá afuera en el mundo de aire y sol y ruido, mirar las burbujas que me nutren escapar hacia arriba veloces y fugaces, escuchar sólo su burbujeo y mi respiración contenida, o un escaso llamado de atención del guía mayita urbanizado y gadgeteado, nuestro Darwin, sensual, juguetón, en su wet suit que revela grandes dotes viriles. Todo en una mañana, en un rato, un brevísimo lapso duradero, azul, frío, rico. Bliss.