martes, septiembre 26, 2006

bygone days

Una amiga que está por celebrar sus 50 (yo le gané desde marzo) me pidió una foto mía de chico. Ya se la envié, una en la que estoy sentado en las piernas de Santo Clos en el Foley’s de Houston, con cara de iluso, por la fantasía de fin de año y los regalos que me darían los espléndidos tíos, por pasar mi primera Navidad en los Ustedes Sestatesen Allí, por viajar solo a los nueve y sentirme muy experimentado (el señor de al lado en el avión me explicó que uno no debe sacarse los mocos y embarrarlos en el asiento) cenando en primera clase rumbo al norte. Pero además encontré una foto donde estoy comiendo en el balcón de una fonda en Taxco en 1992. Era tanto más joven, traía así como que retiharto pelo y todo era sencillo y me hacía feliz. Bueno, el pelo ahí sigue, pero canoso y bien cortito. Y no sólo yo, a mis ojos, todo ha envejecido y las cosas no tienen tanto chiste. ¿Qué se pensará a los 60, o a los 70? Uts.

"¿peluquería, guarisdat?"

 

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