I hate cats (except this one)
Ahora que Sardina ha puesto de moda los canapés de comida de perro enlatada, los gatos de moda comen filete con papas y camarones fritos al ajillo. No cualquier gato, sino la mascota casera preferida, el animal fino de hoy, el famoso e intrigante sabana. Resulta que los ex-hippies gringos no sólo están produciendo la marihuana más potente del mundo con su hidroponía de semillas cruzadas, sino que han desarrollado la mascota predilecta para este mundo que exige lo exótico, grande y potente, pero contenible en espacios reducidos. Es hijo del salvaje serval africano y un gato casero común. Además de costoso –entre cuatro mil y diez mil dólares- es bellísimo, con su largo cuello y orejotas puntiagudas, aunque asusta un poco, pues mide y pesa el doble que un gato normal (hasta 20 kilos) y parece leopardo. Para algunos dueños son perros en cuerpo de gato, pues aman saltar en el agua y van felices por la calle con collar y correa. Pero el problema es controlarlos, y los amaestradores cobran hasta 500 dólares por hora para domesticarlos. No se sabe aún de accidentes carnívoros dignos de video de concurso, pero el hecho de que estén prohibidos en muchos lugares, como Nueva York, los hace más atractivos y misteriosos y son un must para todo yupy civilizado y trepador. Los criadores de este gato de pradera lograron reproducir los primeros a principios de los 80 y ya los han exportado a Europa y Alaska y cada vez hay más en lista de espera. Este maravilloso gatito también tiene sus enemigos, como los que se oponen a la crianza de animales que no existen en la naturaleza y son un posible riesgo para el medio ambiente, o quienes odian las modas, aunque la ICA (asociación internacional de gatos -¿pos qué no eran los ingenieros civiles asociados?) ya lo reconoce como raza. ¿Quién quiere uno? Que lo consiga y me lo enseñe y así lo ame yo un ratito, pues odio cuidar animales.
"¡Gatito, gatito!" "¡Imbécil, soy el gato con botas!"