viernes, abril 22, 2005

a cloud of comfort


Sí, lo he pensado, y después de entrar a su estúpido sitio, lo confirmo: ¿ha pensado el escritor publicitario baboso, que haz es el imperativo de hacer, y no el presente de haber? No, seguramente está ocupado cobrando su cheque, igual que el supervisor de cuenta, en vez de cuidar detalles como éste. Nomás por eso, ¡ya no quiero Mercedes (ay, sí)! Entré al sitio porque una amiga de mi mamá me dio aventón -en su Mercedes- y me contó que su marido estaba por comprar el más reciente SUV Mercedes porque además de mil adelantos técnicos, emite una nube de gas lacrimógeno alrededor del auto en cuanto se acerca un ladrón. En eso se acercó una indita linda a vender chicles y pregunté si quedaría tirada en la banqueta llore y llore y los chicles aplastados por las llantas, pero me aseguró que se emite con un botón. ¿Y si traes la ventana abierta y te autorocías? No, dijo ella, por protección, un conductor de Mercedes nunca abre la ventana, que viene doblemente blindada. Además, ¿quién quiere oler la mugre externa si el sistema de aire filtra, humidifica y enfría el aire que va a tus pulmones? Admiré el tablero, me recargué en la piel del asiento y fantaseé cómo eliminaba ladrones, limpiaparabrisas, peatones feos, conductoras gordas con su ventana abierta, policías malhumorados, a mi vecino, y al llegar a casa no me quería bajar. Odiaba lo externo.

¡échele un ojo al meche!

 

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