Spend very much or die!
Parece que los recién descubiertos y gigantescos chanchullos financieros de las grandes corporaciones americanas han filtrado en sus ejecutivos unas ganas de verse todos bien portados y, sobre todo, bien vestidos, al precio que sea. Por primera vez en diez años, las ventas de trajes en EUA subieron en vez de bajar, y mucho, 34%. Y son los jóvenes quienes encabezan esta tendencia, exigiendo trajes más pegados, de mangas angostas y pantalones sin pliegues, para verse más sexys pero en control, con cierto dominio. Ya pasó el rollo del viernes casual. Ahora, el ejecutivo inteligente y trepador, para ser admirado y envidiado por sus colegas, debe gastar más de 20,000 pesos por traje. Claro, cuidando siempre la regla básica de no superar al jefe, ni a los clientes, lo que sería suicidio corporativo. Aunque, a veces, copiar al mero mero es bueno, como cuando Olga Berluti diseñó un zapato para el director de LVMH (dueños de Louis Vuitton) y todo su equipo compró un par igual (no mamen). Según Anne Hollander, autora de Sexo y Trajes, son los hombres y no las mujeres los más evolucionados en moda, dada la tradición de 200 años de llevar traje, y el que su ropa tenga más detalles esotéricos por los cuales obsesionarse. Opina un alto ejecutivo, marido de una modelo: “la ropa de mujer es de baja calidad y superficial, y no hablemos de cómo les queda”. Vaya, siempre pensé que era al revés. Razón más para seguir alejado del mundo corporativo.
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