My birthday? Blimey!

Antes quería que todo mundo supiera de mi cumpleaños. Fiesta, regalos, trepaduría, beber, comer, compartir, diversión pura en elevada fantasía para caer luego en la seca realidad cotidiana. Ahora ni yo quiero saber del 9 de marzo. Odio asomarme al espejo a ver qué tal, aunque creo que me veo bastante bien, a pesar de tanto pelo gris, y todavía disfruto las ocurrencias, aprender, viajar, vivir en general. El cuerpo se siente menos joven, pero la mente se siente más lista. Alguna ganancia tenía que haber. ¿O será la ilusión del viejo? Osh, no quiero envejecer. ¡Odio el look del viejo! ¿Cuándo me veré viejo? Tipo abuelo, o mi papá. Pánico escénico. Agradezco las felicitaciones. Me encantaría rentar un yate para armar una fiesta e incluir a todo mundo, pero no hay mar cerca -¿buen pretexto?-, así que puse mesa de regalos en Palacio, por si alguno de mis amiguis está falto de ideas. No, no quiero nada. Bueno, quiero una cuenta de banco bien llena. Tío Donald, ¿dónde está MacPato? Díle que espero su depósito.