martes, marzo 15, 2005

my name is Olmexander!


Una nueva discusión entre los antropólogos gringos que se dedican a admirar nuestras culturas, a falta de suyas propias, gira alrededor de la importante influencia de la civilización más antigua de la meseta -y para algunos de toda América- sobre sociedades vecinas y subsecuentes. Evidencia recién estudiada sugiere que los olmecas fueron los primeros de la zona en evolucionar hacia una cultura altamente sofisticada, que exportó no sólo su barro, su trabajo con piedra y sus símbolos artísticos, sino también su concepción del mundo, filosofía y estructura social, a otros pueblos, para establecerse como la cultura madre de la región hace 3,000 años. Sin embargo, parece ser que el florecimiento de la zona de San Lorenzo en Tabasco, una planicie ganada a los ríos y pantanos gracias a la habilidad de ordenar el trabajo colectivo, desde donde se exportaba la refinada producción olmeca hasta grupos distantes y mucho menores, como los mayas, aún no desarrollados, se debe a una sola generación, inclusive a un solo líder, después de cuyo reino la zona decayó y los olmecas resurgieron en La Venta. La discusión de aquellas épocas me hace pensar en una futura. Si López Obrador gana la presidencia, y extiende su renovada democracia a todo el país, ¿será un momento de paz y progreso para México, en medio del caos generalizado de gobiernos corruptos anteriores y posteriores? Pobre olmeca, tan bien intencionado, inteligente y dinámico, y tan atacado vilmente por sus acérrimos enemigos e incomprendido por los mismos que se beneficiarían de su gobierno. Tres mil años y seguimos en el pantano.

 

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