what in hell is this?

La era de salud y condición física y belleza perfecta a toda costa está acabando con artículos de consumo tradicionales -¡vaya!- como la Coca-Cola y otras nocivas bebidas con gas y azúcar. Pero el sustituto se ve todavía peor. Así como causó horror inicial la gaseosa negra a principios del siglo veinte por su color de lodo y sabor a medicina, y luego fue adoptada con pasión, Japón, líder en novedades, ya vende en todas partes este nuevo brebaje de brujas de la compañía de Atlanta, un café amargo que contiene cafeína concentrada y gin seng. Otro invento es su “casi agua”, con sabor de toronja, cafeína otra vez, y extracto de algas. Podría llamarse ¡Guácala!, casi agua que sí cala. Supongo que se trata, en esta época de comercio global, que requiere esfuerzos comunales descabellados, de que seamos todos manojos de nervios incapacitados para dejar de producir trabajo, copias, textos, largas conversaciones agresivas e insistentes por teléfono y en persona, cargar, descargar, movilizar, moverse, ir a juntas y venir de citas, siempre en forma, delgados, fibrosos, activos, vestidos con tallas escotadas y pegadas, al grito de la moda de quince minutos, y dormir lo menos posible, para después tranquilamente contemplar la belleza de vivir sólo en las fechas asignadas por la administración, en las playas o lugares de recreo y deporte, que incitarán a consumir más líquidos activadores. Algunos viejos recordarán con la nostalgia de lo pasado es lo mejor esa oscura bebida gaseosa, servida en vasos con mucho hielo, añorando el pecado de consumir azúcar. Celia Cruz y la Cuba Libre, un misterio.