viernes, noviembre 26, 2004

fact facing fantasy


¡Así me imaginaba Merbi! Anoche me reuní con él, Cheshire cat de cómico mágico musical, miembro de la pandilla basurilla, para conocernos. Pasamos horas lindas bebiendo en el Centenario, cantina de potente wataje fluorescente, espantosa música viva de mariachis borrachos (son centenarios, con más arrugas que Juana Ríos), comparando notas de nuestra opinión de cada miembro de tan afamado club y confrontando la idea que nos habíamos hecho uno de otro a través de los blogs con la realidad de nuestras personitas en carne y hueso. Merbi llegó primero y esperaba verme entrar por las puertas típicas de cantina, abanicándose aterradas, envuelto en un aroma de perfumes violentos y revoloteando, pero no. Y yo me lo imaginaba agresivo, raquítico y acabado por su depravada forma de vida explicada con todo detalle en su ahora desaparecido blog, pero no. Es de origen hindú, tiene ojos negros de intenso mirar, sonrisa colgate, alegre bienestar juvenil, y sus tatuajes son reales, como me hizo constatar en plena mesa, uno de sol radiante en su brazo y otro de águila negra por ahí del coxis. El tercero, una vaca sagrada, no me lo mostró (¿dónde está?). Adoramos repetidamente a nuestra pícara lidereza, la reina Sardina, incrédula y magníficamente la menor de todos, nos abstuvimos de provocar mordiscos lejanos de la serpiente diminui, felizmente guardada en su canasta, nos reímos plácidamente de la ingenuidad enternecedora de Jorge Pedro, quien estuvo un rato y se fue luego de ratificar con el mesero sus derechos como ciudadano poseedor de tarjeta de débito, y consideramos el talento natural de Astrompeta para participar como estrella porno en un nuevo proyecto de la fecunda imaginación de Merbi, si su ira frenética le permite tal desvarío. Típica tarde citadina, y prometimos repetirla. Buscaré abrigo a tono.

 

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