jueves, mayo 31, 2007

Is Tribeca NY’s Condesa?


Era martes y yo así, y luego me llamó Sonia para indicarme que me enviaba boleto para ayudarla a comprar muebles para su recién rentado depto en Battery Park junto al río, y alboroteited empaqué y me fui al aerop. Crucé por el Brooklyn bridge, para llegar a la punta sur, de donde no salí los cinco días, pues allí hay todo y está de moda. De día recorrer todas las tiendas de diseño de la 14, medir, dibujar, calcular, hacer pedidos, de noche cenar en el mismo hiper intensamente mi tipo de lugar, el B upstairs, hijo del prestigioso Bouley a una cuadra, pero informal, menos caro y de comida más sencilla y maravillosa. El chef japonés hacía magia oriental y el francés magia occidental, ambos creando delicias que hacen felices a los comensales. Volví a medias, sin acabar de amueblar, con las ansias de pertenecer a esa vida dinámica y moderna y libre y llena de opciones y gente amable y sociable y guapa, sufría yo así y me llamó Sonia para indicarme que me enviaba boleto para seguir ayudándola a comprar muebles y decorar el depto recién ocupado en Battery Park junto al río. Me voy el domingo, toda la semana. Yes! El problema será luego volver acá.

"Och, a seguir armando muebles allá arriba"

lunes, mayo 21, 2007

the value of photography


El arte de principios del siglo XX, antes tan novedoso y reciente, ya tiene un siglo de existencia y por tanto vale cifras inauditas, incluso para fotos nada que ver, como las que encontró en un armario la hija de 96 años de una fotógrafa conocida sólo en su pueblo de Buffalo, NY. Con el ánimo de rendirle un homenaje póstumo a su querida mamá, la ingenua viejita llamó a la George Eastman House, según ella el museo del pueblo vecino, Rochester, pero en realidad uno de los principales museos de fotografía del mundo (por su conexión con Kodak), para donar tres retratos que había encontrado al hacer limpieza y supuso había hecho su mamá antes de 1910, cuando se casó y dejó definitivamente su interés por la fotografía, labor despreciada por el marido, quien la hizo concentrarse en la pintura, de más catego. El curador del museo llegó a la heladería donde quedaron de verse, recibió la bolsa de plástico con las fotos, las sacó y las miró, se aguantó la respiración, agradeció formalmente la donación, se subió al coche y se largó del pueblo directo al museo. Resulta que cada foto está valuada en más de tres millones de dólares pues no las hizo la fotógrafa del pueblo, quien más bien sale de modelo, sino Edward Steichen –líder, junto con Alfred Stieglitz, del movimiento americano de fotografía de principios de siglo– utilizando una extraña técnica a base de diminutos granos de almidón de papa teñidos, esparcidos sobre un vidrio por el que pasa luz a una placa fotosensitiva, para producir los llamados autocromos, que por haber estado en la oscuridad del armario tantos años retienen sus colores originales y por tanto son aún más valiosos. Ni mamá ni hija supieron estimar el valor del arte fotográfico, pero yo sí, por eso me fui corriendo a formar parte del plateau de Tunick.

"y yo aquí de pendeja con este calor"

lunes, mayo 14, 2007

good old cucu


Oh, pos no escribí de mi entrevista en Acapulco. Resulta que me pagaron el avión de ida y vuelta y dos noches en el Fiesta Inn de junto al Presidente y junto a la playa de los maris, o sea muy conveniente. El vuelo matutino en sábado muy civilizado, fuera tráfico de viernes y carreras y bolas. Me pasé el día en Beto’s bebiendo daiquiris de fresa fresca (sería el helado el fresco) y fumando y comiendo algunos sopes enormes con salsa picantita con mi masajista adoptado, el que me iba a cuidar y me dio varios masajitos de espalda y de cabeza a lo largo de la tarde, antes de quedar de vernos a desayunar en domingo. Regresé al cuarto, dormí una siesta de aire acondicionado y edredón, me bañé y puse guapo para cenar solis en El Olvido, donde me consentí con margarita clásica, sopa fría de aguacate, filete a la pimienta rosa, pastel de manzana y exprés y dos o tres anís campechano rocas, para luego pasar a ver a los chicos al Picante, donde me encontré con el juvenil Lalo del fin de enero, y su nuevo amigui, Angelito, oh sensación, chamaquito veinteañero con el pene más grande de toda la bahía. Terminó mi búsqueda de enormidades, me estaba quedando estancado en el asunto. Se lleva el premio, y además Angelito es diablito astuto y aprovechado, simpático y ocurrente (se va la verga, cabrones, sufran, me voy con Huguito) y está dispuesto a visitarme cuando yo quiera (fuera de contexto tropical quién sabe). Noche de mil tragos, los tres juntos, pasada a ver un maravilloso espectáculo en Demas, los chico chicas vestidos de maría antonietas de Maddona en buenísimo unísono. Resto de noche pasional en el cuarto (tráiganos condones, y gel si hay), desayuno aburrido con el masajista (¿ya qué? pero habíamos quedado) y más playa y siesta y cena y dormir tempras para la entrevista en lunes. El lugar divino, el tipo súper simpático y guapo (en güero de ojo azul, finísimo personaje y otro planeta que los del picante) y me trajo un platillo tras otro de delicias tailandesas adaptadas al gusto mexicano. Fui feliz y el taxista me seguía esperando para llevarme veloz al aerop, de regreso a mex en tarde tranquila, antes de la avalancha.

"anda hugui, préstanos al angelito!"

martes, mayo 08, 2007

crazy weekend


Cumpleaños de Claudia la esposa de Carlos Somonte en su casa, con gente muy interesante y divertida, entre directores de cine, músicos, pintores y productores de moda. Me la pasé bebiendo y platicando, bajando cada rato a la terraza a comer tortitas de pollo con chile y aceitunas y cacahuates, bailando con Sara (hija de Alfredo Elías Calles, hijo mayor de la última familia que vivió en el Castillo de Chapultepec y hacía revens gruesos con sus cuates) y Arianne (que se quejaba de la dura vida bajo el dominio de su ma Pilar Pellicer) y la Paloma (nieta de Alvarez Bravo, con sus rayas de media de seda tatuadas para siempre y que ahora teje vestidos increíbles que se pelean las adictas a ese tipo de ropa), escuchando todo un rollo de la evolución del disco al CD y la correspondiente afectación de los sonidos naturales en su percepción digital, la necesidad de inventar como artista la imagen de los virus a nivel molecular en microscopios electrónicos, la incapacidad de cohabitar con un susodicho por el tedio y horror de lo cotidiano que destruye todo idilio romántico y por tanto preferir parejas que se confabulan para viajar y disfrutar y luego cada quien a su cueva, lo insoportable y falso de trabajar para Iñárritu en su persecución del triunfo comercial (lo defendí tantito, pues me gustó la peli) y por tanto preferir proyectos menos famosos pero más sinceros y con propuesta artística loable, hasta que me dio la una de la tarde del día siguiente, horror, huir a pleno sol con cara de trasnochado vampiresco a dormir un rato y luego cenar temprano en el Sanborns local, sopa de fideo, filete con champiñones y papas fritas, rollo típico con helado, para ver un rato de tele y luego salir a encontrarme con los amiguis en el Patio de mi casa y esperar con cerveza y cigarro en mano oyendo música súper buena salida de excelentes bocinas a que diera la hora para formarnos con millones de fanáticos para ir al Zócalo a desnudarnos en el frío. Ya todo se ha dicho, el nervio, lo rápido que pasamos de no atrevernos a quedar en cueros y participar, lo maravilloso de ver una planicie gigante de cuerpos, tirados boca arriba mirando pasar una parvada matutina feliz que nos miraba, caminar como banda desaforada por 20 de noviembre y luego la monotonía de vestirse y volver a la vida normal, a dormir tantito antes de pasar por Terry para comer con hambre voraz las delicias del Shu (bloody mary picante para relajarse, tempura de camarón y verduras, pescado en salsa de chiles, rib eye en rollo, arroz frito con todo, copas de vino seco blanco y luego el exprés y el tempura de helado) y admirar el reencuentro luego de tantos años y tantos pleitos de Jacobo y López Doriga antes de encontrarnos en el bar del Marriott con Gogó la prima de Terry, beber unos cuantos vodkas y pasarnos a la mesa de Silvia, ahora Alejandra Hasfura y su galán del momento, para finalizar luego de las despedidas en una pasadita por el Tom’s nomás por no dejar de ver cuerpos bien hechos esta vez, porque muchos de los de la plaza ¡eran horribles! Cuánta deformidá se encuentra uno en esos encuentros, manchas, cicatrices, pelos selváticos, lonjas masivas, raquíticas proporciones, tonos de sombra de siglos, patas apestosas por doquier, pero eso sí,uno que otro salido del gym todo perfecto y presumido, pitos de todos colores y tamaños, tetas y nalgas de ciencia ficción, pero el resultado muy impresionante y de hecho histórico. Qué bueno que fui, que bueno que bebí y qué bueno que mi bronceado estaba perfecto.

"they're just soft pebbles, aztec stones!"

viernes, mayo 04, 2007

spidey, je t'aime!


Me gustaron los dos conceptos de la nueva versión de Spiderman: un hombre hecho de arena, y un hombre araña que descubre su lado oscuro (pintado de negro, como siempre, para que no haya equivocaciones), pero aunque no la he visto y no pienso correr al cine, la crítica tremenda del NYT dice que aparte de la maravillosa secuencia de la arena esparcida que se reintegra, que no, que lo oscuro nomás le da tantito, como borrachera de una sola noche, y que ya toda la película se siente como trabajo, con tarjeta checadora, y no como aventura, con la frescura de antaño del adolescente que descubre un poder y no sabe bien qué hacer con él. Ahora la fama aburre y se le nota. Ni modo. Mejor Paris je t’aime, esa sí, aunque sólo sean como 15 bocaditos delicados de diferentes arrondissements creados por miles, hasta Cuarón.

"chale, huelo a chapopote."

"nunca le hice esto a mi punching bag!"

 

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