good old cucu
Oh, pos no escribí de mi entrevista en Acapulco. Resulta que me pagaron el avión de ida y vuelta y dos noches en el Fiesta Inn de junto al Presidente y junto a la playa de los maris, o sea muy conveniente. El vuelo matutino en sábado muy civilizado, fuera tráfico de viernes y carreras y bolas. Me pasé el día en Beto’s bebiendo daiquiris de fresa fresca (sería el helado el fresco) y fumando y comiendo algunos sopes enormes con salsa picantita con mi masajista adoptado, el que me iba a cuidar y me dio varios masajitos de espalda y de cabeza a lo largo de la tarde, antes de quedar de vernos a desayunar en domingo. Regresé al cuarto, dormí una siesta de aire acondicionado y edredón, me bañé y puse guapo para cenar solis en El Olvido, donde me consentí con margarita clásica, sopa fría de aguacate, filete a la pimienta rosa, pastel de manzana y exprés y dos o tres anís campechano rocas, para luego pasar a ver a los chicos al Picante, donde me encontré con el juvenil Lalo del fin de enero, y su nuevo amigui, Angelito, oh sensación, chamaquito veinteañero con el pene más grande de toda la bahía. Terminó mi búsqueda de enormidades, me estaba quedando estancado en el asunto. Se lleva el premio, y además Angelito es diablito astuto y aprovechado, simpático y ocurrente (se va la verga, cabrones, sufran, me voy con Huguito) y está dispuesto a visitarme cuando yo quiera (fuera de contexto tropical quién sabe). Noche de mil tragos, los tres juntos, pasada a ver un maravilloso espectáculo en Demas, los chico chicas vestidos de maría antonietas de Maddona en buenísimo unísono. Resto de noche pasional en el cuarto (tráiganos condones, y gel si hay), desayuno aburrido con el masajista (¿ya qué? pero habíamos quedado) y más playa y siesta y cena y dormir tempras para la entrevista en lunes. El lugar divino, el tipo súper simpático y guapo (en güero de ojo azul, finísimo personaje y otro planeta que los del picante) y me trajo un platillo tras otro de delicias tailandesas adaptadas al gusto mexicano. Fui feliz y el taxista me seguía esperando para llevarme veloz al aerop, de regreso a mex en tarde tranquila, antes de la avalancha.
"anda hugui, préstanos al angelito!"