Wedding bells!
El hombre más alto del mundo, y encima chino, se casó el lunes con una linda y libidinosa chaparrita. O sea, yo esperando al playero tropicaloso más sensual de la bahía chica (ya viene en camino en un pullman de guerrero), tratando de guardar la compostura y las apariencias y manteniendo la misma altura que él para no levantar sospechas de que sólo me gusta por su member (el mejor de toda mi vida: ¡nunca deja de haber sorpresas!), y la chamaquita de 1.68 metros invita a toda su familia al jolgorio y presume a su monstruo de 2.38 metrotes. Claro, sabemos que los chinos tienen pitos chicos, así que por más altura seguirá siendo mucho mejor consorte mi acapulqueño, quien además es muy guapo, moreno y vive lleno de humor y alegría de playa (donde la vida es más sabrosa). ¡Ya llega! ¿Y esas campanas que oigo?
"Anda, ¿qué pasa?" "¡No me entra!"
"Viejito, pero le doy sus nalgadotas"