jueves, diciembre 14, 2006

Cut it off!


Me impacta que la noticia principal de hoy en el NYT sea el gran descubrimiento de que los penes circuncidados tienen la mitad de peligro de contagiarse de HIV. ¿Pos qué no es lógico? Digo, si cuando hay prepucio y hay mugrita guardada allí, atrapada por el pegajoso y guacaoloroso jugo de futurista y misterioso nombre –smegma- que lubrica el pliegue del capuchón, da como asco acercarse a las extrañas y eréctiles herramientas varoniles inventadas por la naturaleza para producir placer, pues es de suponerse que todo tipo de horrores pueden guardarse entre esos dobleces, que los judíos tan sabiamente han retirado desde hace 5,000 años. Yo crecí así, sin piel adicional (por medidas sanitarias modernas del México de los 50, luego retiradas), así que estoy acostumbrado, y siempre me han parecido extraños los penes encapuchados, aunque la verdad muy atractivos por sus juguetonas posibilidades (en NY odié que no me dejaran entrar al excitante y legendario club ochentero de los penes no cortados, el Uncut Club), además de que sospecho que los penes con esos pliegues de tela extra desarrollan una mayor capacidad de crecimiento y engrosamiento que los de costuras más pegaditas (habría que comprobarlo), pero a fin de cuentas me parecen más estéticos y desnudos los falos libres de prepucio, como más heroicos, más honestos, rectos y atrevidos. Sin embargo, los de capuchón son los darth vaders, los que dan miedo pero atraen como potente magneto a un pusilánime clavo y ofrecen seducciones ocultas que se abren en secreto y nunca más dejan ir. El caso es que científicamente la razón de la bondad de la circuncisión con respecto al horrible virus es que en el coito, el prepucio suele sufrir pequeñas rasgaduras, además de que contiene mucha célula de Langerhans, centinela del sistema inmune (así dice) que se pega al virus de inmunodeficiencia humana y lo alberga. Así que, los encapuchados, ¡a lavarse muy bien! La noticia habla de la posibilidad de millones en Africa (donde se hizo el estudio) haciendo cola para cortarse la pielecita. Seguro llegarán las brujas que utilizan ese mágico elemento para sus más potentes pociones (¿habrá mucha magia?). Y los mirones, los burlones, los vende remedios pal dolor y los de las garnachitas y demás puestos que se adhieren a un evento. Claro, no podrán faltar las casas de citas, para estrenar el palo pelón. Y la peli.

"Así sí, ¡hasta un mar de smegma se ve!"

 

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