great discoveries
Resulta que siempre es aplicable el dicho de no hay mal que por bien no venga (¿es así? al escribirlo ya no entendí). A raíz de los atentados de terroristas en aeropuertos y demás, los gobiernos han querido poder identificar sospechosos antes de que hagan sus fechorías. Y los científicos han sudado, pero al establecer puntos de identificación en las caras humanas, han encontrado cómo funciona la mente para reconocer o desconocer gente. Hay un centro cerebral que reconoce objetos y otro especializado en reconocer caras, de tanta importancia para encontrar a la madre con leche en el campamento picapiedra o evitar al bambam enojón. Las computadoras aplican series de mensajes comparativos y destilan millones de imágenes, igual que el cerebro, con cosas bobas como boca más oscura que cachetes, cejas arriba de ojos (al mirar a alguien de cabeza nos parece un total extraño). De repente, hay imágenes cuyas relaciones saltan del centro de cosas al de caras y hacen al incauto sospechar la revelación de un milagro. Sí, cuando una banqueta presenta rasgos de cara, el centro manda señales de identificación y el religioso se hinca y reza viendo a la mismísima virgencita en el pavimento. Oh, qué tontos somos. Pero no todos; por ejemplo, la gringa que primero rezó y luego recapacitó y vendió en ebay su pan tostado con imagen de virgen maría que tanto la sorprendió, por usd 28,000. Es ese el milagrito.
"sicierto, soy la virgen, ¡sáquenme de aquí!"