jueves, abril 08, 2010

con mi hermana malita

Hoy sí tengo tiempo de escribir un poco sobre mi hermana Laura. Acabé todas las traducciones que me enviaron y ella está estable pero un poco ida con las pastillas de morfina para el dolor. Mi primo encontró una última posibilidad, volar al DF e ingresarla a cancerología y seguir el tratamiento de quimioterapia con medicinas más sofisticadas bajo el cuidado de los expertos pero ella no quiere moverse ya ni tratar con más venenos, sólo quiere estar en la playa en una casita linda mirando el mar, con sus dos hijos quienes llegaron y la acompañan. Han sido días de gritos y nervios, con Claudia la compañera y mi sobrinos convencidos de que no se puede hacer nada más, pues vivieron el día a día de hospital y malestar, y no creen que llevarla al DF sirva más que para que le explote la panza a 30 mil pies o acabar bajo los efectos de la quimio. Los médicos en DF no conocen los detalles de los malestares de Laura, sólo ofrecían la ventaja de cosas más modernas, pero siempre con un 50% de posible éxito, que para uno saludable suena bien, pero para ella es una montaña insuperable. Tiene fallas de riñón, corazón, pulmones inundados, no ha comido en un mes hay metástasis múltiple en todo el intestino. Así que hoy vamos a Akumal a ver casitas, esperando que el dolor del tumor que ha crecido al doble de tamaño y hace ver a mi hermana como embarazada de meses no la moleste mucho, pues las aplicaciones de morfina lo disminuyen pero la duermen y no podemos platicar. ¿Hicimos lo correcto? Quizá estuviera la salvación a unos pasos y no la quiso, y debimos ser insistentes o llevarla sin preguntar, pero la agonía es suya y no la podemos medir.

 

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