Jalpan
Fue un viaje mágico. Primero, esa carreterita llena de curvas que se eleva hacia el cielo y desciende en el pueblo de Jalpan, corazón de una zona de bondad y dulzura, donde las fachadas de las misiones dejadas por los franciscanos parecen hechas de pan y te las comes, lindas con su representación de los angelitos y los santos y las flores y los animales. Y al día siguiente hicimos una expedición muy distinta, a la salida del río Escanela, verdaderamente peligrosa caminata pues había subido el agua y no estaban los puentes para cruzar y la corriente nos arrastraba, pero lo logramos y llegamos a la cueva con cascadas, una maravilla. En la noche vimos los bailes regionales de los niños locales y cenamos cosas ricas de por allí en el hotel simpático. Gran viaje, quiero volver.
"¡que vuelva el jeep militar con los lindos soldados!"