lunes, mayo 21, 2007

the value of photography


El arte de principios del siglo XX, antes tan novedoso y reciente, ya tiene un siglo de existencia y por tanto vale cifras inauditas, incluso para fotos nada que ver, como las que encontró en un armario la hija de 96 años de una fotógrafa conocida sólo en su pueblo de Buffalo, NY. Con el ánimo de rendirle un homenaje póstumo a su querida mamá, la ingenua viejita llamó a la George Eastman House, según ella el museo del pueblo vecino, Rochester, pero en realidad uno de los principales museos de fotografía del mundo (por su conexión con Kodak), para donar tres retratos que había encontrado al hacer limpieza y supuso había hecho su mamá antes de 1910, cuando se casó y dejó definitivamente su interés por la fotografía, labor despreciada por el marido, quien la hizo concentrarse en la pintura, de más catego. El curador del museo llegó a la heladería donde quedaron de verse, recibió la bolsa de plástico con las fotos, las sacó y las miró, se aguantó la respiración, agradeció formalmente la donación, se subió al coche y se largó del pueblo directo al museo. Resulta que cada foto está valuada en más de tres millones de dólares pues no las hizo la fotógrafa del pueblo, quien más bien sale de modelo, sino Edward Steichen –líder, junto con Alfred Stieglitz, del movimiento americano de fotografía de principios de siglo– utilizando una extraña técnica a base de diminutos granos de almidón de papa teñidos, esparcidos sobre un vidrio por el que pasa luz a una placa fotosensitiva, para producir los llamados autocromos, que por haber estado en la oscuridad del armario tantos años retienen sus colores originales y por tanto son aún más valiosos. Ni mamá ni hija supieron estimar el valor del arte fotográfico, pero yo sí, por eso me fui corriendo a formar parte del plateau de Tunick.

"y yo aquí de pendeja con este calor"

 

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