miércoles, agosto 10, 2005

Not 2001, but 2008 still OK


Ahora que otra vez está de moda el espacio, para la compañía Space Adventure, en Virginia, EUA, hay de quinientos a mil clientes potenciales para sus viajes a la Luna: los mismos que comprarían un yate de cien millones de dólares, el costo del boleto redondo. El incómodo tour es resultado de un acuerdo con el gobierno ruso para enviar, tan pronto como en 2008, a dos pasajeros con un piloto profesional a un viaje de 21 días, dando la vuelta a la Luna sin aterrizar en ella y volver con el impulso de su gravedad. Como el cohete Soyuz no tiene fuerza para llegar hasta allá, se planea enviar una fuente de poder adicional por separado, que se una con el Soyuz en órbita o en la estación espacial internacional (usada la semana pasada por los tripulantes del Discovery) y se siga a la Luna. Hace unos años, la compañía vendió dos boletos de veinte millones de dólares cada uno para dar la vuelta al mundo en órbita, uno de ellos a Denis Tito, quien en 2001 fue el primer turista espacial y está interesado en el nuevo viaje, pero a sus 65 años cree que ya está un poco viejo para tolerar las dificultades, y no le alcanzan sus ahorros, y el otro a Greg Olsen, quien apenas visitará la estación espacial en octubre, pero no sabe si iría después a la luna, pues sólo considera un viaje a la vez. Los técnicos de la NASA confirman la posibilidad de hacerlo, si hay gente suficientemente loca para pagar, y aprueban que los rusos ganen el dinero, pero comentan que si los dos astronautas del Gemini 7, que dieron vueltas a la Tierra durante 14 días en 1965, se quejaron de que el viaje era como vivir en un excusado público, deben preverse las quejas de empresarios consentidos y neófitos (además de considerar quién andará checando el empotrado con el motor extra mientras el capi maneje). El optimista dueño de la empresa dice que el Soyuz es un poco mayor que el Gemini, y tan cómodo como viajar en coche -sí, pero tres semanas, ¡sin paradas! Además, ve un brillante futuro de cooperación con el gobierno, ofreciendo servicios a una base lunar por ejemplo. Ya nomás esperaremos luego encontrar dando vueltas a Saturno la placa de acero que excitó tanto a los simios en la visión de Kubrick y gualá, ¡odisea en el espacio!

"¿Falta mucho? No traje cortaúñas."

 

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