jueves, junio 09, 2005

wednesday at the movies

¿Por qué deben recibir los actores gringos tantos millones de dólares por aparecer en una película babosa? Esa debe ser la razón subyacente en la incesante persecución de los artistuchos por parte de los paparazzi. Tanto ellos como el público en realidad odian a sus estrellas favoritas, y quieren que sufran, de puro coraje que dan. Una cosa es que actúen maravillosamente o que sean increíblemente bellos, y otra que se den el lujo de rentar un jet para ir de compras a Miami (y encima gastar 70,000 dólares en una tienda de ropa), para regresar a cenar a su hogar de 22 millones de dólares en Beverly Hills. O sea, ¿por qué? Además, ahora el público ya no quiere verlos guapos y bien vestidos, sino en sus peores fachas y en situaciones incómodas. Sin embargo, ha llegado a tal nivel esta persecución fotográfica, que se acaban de unir en una coalición legal contra los atacantes muchos de los guapos más afligidos por este fenómeno, como George Clooney y Cameron Diaz, y ahora la previamente a favor de ellos Lindsay Lohan, cuyo Mercedes destrozó un fotógrafo al embestirla a propósito para tomarle fotos en el estrés accidental (aunque dicen que ella choca una vez al mes). ¡Qué risa! Tiro al blanco motorizado con premio de 100 mil dólares por foto –a menos que te cachen y te metan al bote por intento homicida. La base legal de este nuevo grupo es que mientras la libertad de prensa hace muy difícil acusar a un medio por agresión, el hecho de que se convierta el asunto en crimen facilita las labores de los abogados. Después de todo, la gran controversia empezó con el vil asesinato de Diana de Gales al tratar de escapar –tontamente- con su amante y su chofer a toda velocidad de unos fotógrafos en moto. Por lo pronto, para que los persigan menos, yo sólo iré los miércoles al cine. A media cuota, me echo dos pelis (ayer vi Melinda y Melinda, mensa y rete mensa, y la de Star Wars, buenísima, ¡tantas dudas resueltas!). Si todo mundo hiciera eso, tendrían que pagarles menos finalmente y los dejaríamos en paz por ordinarios. Otra resolución: a comprar CD’s chafas, nomás del coraje que da la idiota e insultante campaña anti-pirateo que tan osadamente nos embarran las cadenas de cines mexicanas. ¿Cuál es la implicación? ¿Lo demás está bien y no hay de qué más quejarse? Pobres actores, mejor matemos publicistas.


"Enciérrelo, oficial, es feo y yo guapa."

 

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