weekend gossip
Quisiera regresar al pasado para recuperar el artículo del NYT que no terminé de leer -pues por la vía normal debo pagar- sobre la posibilidad de volver al pasado, pero si pudiera, mejor iría a momentos y lugares más importantes, de mayor significado histórico o curiosidad metiche al menos. Como en el túnel del tiempo de la tele, el autor aclaraba que en el espacio-tiempo el pasado corre en iguales condiciones que el futuro, por lo que no existe ley física para impedir el viaje al pasado, si bien es aún teórico el asunto. Explicaba que se puede aprovechar un gusano de tiempo, que une un agujero del mapa de espacio-tiempo con otro, en el continuo emparedado de espacio-tiempo de cada evento, y si no se crea una paradoja, se puede llegar a un evento que ya pasó. La paradoja es algo que altere el curso normal de la historia, problema crucial en la serie de tele, a evitar a toda costa. Si voy a mitad del siglo veinte y mato a mi padre, no puedo nacer yo. Otros arguyen que no puedo estar dos veces en el mismo evento, si por ejemplo tratara de volver al momento en que me pasé de la casa donde se daba la fiesta de Plaqueta -y seguí a un infiernillo de tráfico y tempestad en zonas oscuras e inhóspitas de Tepepan- para hacerme frenar y ver el número, o como Harry Potter creyendo que es su padre y se ayuda a sí mismo. Según los expertos, sólo si el regreso causa la historia desarrollada, se evita la paradoja. En bolas de billar, si al salir del gusano la bola golpea a otra y ésta se dirige a su posición real en el futuro, funciona el regreso. Los pesimistas dicen que no se puede viajar por el gusano porque su entrada es un hoyo negro y su fuerza aplasta todo lo que pasa. Pero no leí la solución por atender asuntos de oficina, y ahora no me puedo concentrar dilucidando esta urgente paradoja. El caso es que el viernes del trabajo me lancé a la Cineteca y La Novia de Marx fue todo un éxito, de allí nos fuimos en varios coches a Tepepan a celebrar con clericó preparado en casa de la mamá de la chica en aprietos, y me la pasé muy bien con Tamara y JC, Anthre, Rubria, Marsopa, Mario, Berenice y Paula, además de los chairos reales entrevistados para el corto Los Chairos, que vimos allí. El sábado fue la cena en el rico Aguila y Sol para Astrompeta por su cumple, Felix por su viaje y Jorge Pedro por su esclavitud, y el domingo pasé un rato maravilloso y lleno de envidia descubriendo los tesoros acumulados con nuestras llamadas telefónicas por el astuto gordo Slim en el museo de su mujer. Es inaudito que México posea uno de los escasos óleos del medioevo alemán, pero el libro de la exposición aclara que el Adán y Eva de Lucas Cranach fue subastado en Sotheby’s hace unos años y obtenido legalmente. De igual forma, el museo ha acumulado pinturas del Greco, Brueghel, Tiziano, Rubens, Van Gogh y otros, de la colonia mexicana y autores más recientes, además de miles de esculturas de Rodin, éstas sí que seguro sacadas en la noche de un sótano del museo Rodin en París. De allí corrí a la Guerra de los Mundos, con sus excepcionales efectos y tensión y pánico, todo un viaje al futuro a través de un gusano de tiempo fílmico.
Ps creo que sí pasé un buen wikén...