jueves, diciembre 02, 2004

viagra + intrinsa


¡Oh no! Qué combinación más catastrófica, ahora que aprueben la nueva droga para inducir la excitación sexual en la mujer. ¿Cómo se manejarán los casos de acoso sexual? Señor juez, él se tomó una píldora y me anduvo sonsacando. No, señor juez, ella se la tomó primero y no me pude contener ante sus insinuaciones. Y como ayer comí con Terry en el Puntarena, cuyo acceso se complicó por la cantidad de guaruras formados afuera, con ojos de cocodrilo enfocados hipnóticamente en sus respectivos jefes a través de los ventanales, imagino a esta mujer de árabe sensualidad desbordante, ansiosa y deseosa permanentemente, tragando delicada una dosis de Intrinsa. Arrasaría con los amables meseros como antojito inicial, seguiría con los comensales picudos y prepotentes como plato fuerte, y luego acecharía relamiéndose de antojo a los morenos y civilizados empleados corbatudos, que seguro entrarían corriendo a salvar a sus patrones de semejante ataque apasionado. Yo reiría observando la escena, plácidamente saboreando mi delicioso sashimi de filete de Kobe (manjar de 500 pesos producido en Japón engordando peces con cerveza, maravilloso al paladar, y ordenado discretamante, anticipando la generosidad de mi amiga). Pero ella no la necesita, en cambio las flacas de Chanel que miran despectivas a todo ser que circunda se beneficiarían de un ataque de antojo. Eso sí sería simpático. Y por supuesto que Terry ya lo estaba pensando cuando me miró tomándole una foto.

 

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