jueves, diciembre 23, 2004

christmas travels


Lo de hoy es largarse a Islandia. Nada de Cuernavaca con la familia porque vienen las hermanastras de los yunaited. En Reikiavik la onda es fiestear y fiestear, pues sólo hay cuatro horas de sol y muchos bares reventados, como el Pravda, la NASA, y el Grand Rokk, donde tocan grupos de la floreciente industria musical parida por la bella Bjork y competidores incipientes de Gran Bretaña y EUA. Al salir de las discos, con cuanta cerveza puede consumir uno a 10 dólares el vaso, se fuman cigarritos de hash importado y se mira el cielo en busca de las famosas auroras boreales, o al menos para admirar las estrellas, muy claras y cercanas en esa parte del mundo que abandonaron los daneses hace 400 años. Ya en la mañana, la onda es curarse la cruda en las aguas termales de la Blue Lagoon, pero sin monstruos como Brooke Shields, donde amables meseras sirven cerveza fría para contrarrestar el calor del agua con sus vapores, a plena intemperie congelada. Sí, allí quiero estar, bebiendo hirviendo y riendo congelado.

 

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