¡conocí a un fanss!
Fin de semana vertiginoso, comenzando el viernes con tráfico imposible para llegar a comer en el DO con Camila y su madre, locas guapas e irreverentes ambas, muchos pacharanes, y luego corriendo a la barata de Liver para comprarle un suéter a Hugui (no le gustó), pasar más noche por él y reunirnos en el Datura, diminuto bar de los amigos de Ian la amiga de Hugui frente al kiosco maravilloso de la Ribera, donde bebimos mucha cerveza y de donde seguimos al Coliseo, pero allí sí me agarró el sueño y huí a dormir a casa a las 3 am. Mañana sabatina de encargos, con plomero para cambiar de regadera y cerrar el gas de los vecinos que no pagan mantenimiento (mega pena, pero ps así es esto, como dijo el plomero), ir con Mayita por una escritura, llegar a la comida familiar de fin de año de mi tía Marta (no muy unidos que digamos, los vi hace 8 meses), donde me divertí mucho con mi prima Cristina, alegres con el tequila que nos bebimos. De allí corrí por Hugui, fuimos a cenar sushis y burguesitas en condesa, lo dejé con sus amigos en los arrabales de chapultepec, me encontré con Laura y galán en el carísimo Bengala (o sea, ¿qué onda con sus 100 pesos por vodka? no vuelvo) y nos alcanzó Hugui y juntos huimos al Tom’s -luego de un rato de ausencia- y sucede allí que me mira y me mira un tipo y se acerca y me revela que me lee con frecuencia y que le gusta mi blog, y que ése debe ser Hugui. Qué risa, me encantó el encuentro, como si yo fuera famous y salieran chismes de mi vida en un tabloide malévolo (sólo soy yo mismo el que revela mis andares, para coraje de Hugui). Le hice prometer que comentaría. Disfruté de nuevo a los hombres musculosos bailando. Es bueno dejar de mirarlos un rato (y tener un amor chiquito para verlos gigantes). De allí al vapor a las 6 am para sudar toxinas, y a las 8 a la camita a recuperarnos todo el día, luego cenita en Burger King (¡qué rico, lo disfruté mil!) de Reforma con vista al mar, y a dejar a Hugui, para volver a casa y esperar la llamada de Sonia que llegaba de NY. La encontré en el Cuatro Estaciones y cenamos taquitos mexicanos con muchos tequilitas. Nos despedimos agotados con promesas de vernos pronto, somewhere over the rainbow, y a dormir. Rico fin. No encuentro el recibo del suéter, qué pasará, qué misterio habrá.