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Después de tanta expectativa y adrenalina circulando como el Amazonas, la reunión fue de corto circuito en un transformador azotado por una ráfaga de Frances. Nadie comió pizza, de la que había como 6.5 toneladas, y hubo varios pleitos escondidos -eso sí, fuimos very civilized. Jaime se molestó conmigo, Astrompeta con Jorge Pedro, yo con el de las pizzas, y los demás estaban más lejos pero estoy seguro que hubo pleitos o desencantos porque, por ejemplo, desaparecer una hora para ir por cigarros es raro. En fin, Anna y Raquel estuvieron perfectas y prometieron incorporarse al blog world. Un triunfo fue la divertida parranda que nos aventamos Astrompeta y yo. He's cool. Y el asunto de Merboy quedó en mer misterio, pues nunca llegamos al hotelillo.