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Midnight rodeo dance hall: Me pusieron el sombrero texano los amigos de mi madre, nos armamos de valor y entramos a un escenario de película chafa. Me tropecé con la pista de baile, como de atletismo, pero de madera barnizada, dando la vuelta al antro, bordeada por la mesa continua de bebedores sentados en taburetes mirando con atención al flujo continuo de parejas bailando y avanzando al ritmo del famous Texan two-step. Qué alucine, parece que van patinando en hielo, que se mueve la pista, o que uno va al revés, como en los restaurantes giratorios. Parejas muy coordinadas, avanzando continuamente, con retrocesos y giros, negrotes con sensuales güeras, viejos con jovencitas, cowboys enormes con chicanas traviesas, niñas juntas, borrachos, todos circulando con sonrisa texana en ese carrusel musical que invita a participar. Claro, yo con mi madre, pero luego fui invitado por una texana de medio ver. Descubrí que bailar y avanzar es una sensación super refrescante, divertida, como de la prepa, obliga a inventar, esmerarse, y abrirse paso, exagerar, presumir y desaparecer, volver al principio. Hasta salí con planes de conseguir socios y abrir un dance hall aquí, pero sería el caos.