lunes, febrero 07, 2005

code 46 alert


Qué gusto da sumergirse en un futuro como el de Blade Runner y hacer trabajar el cerebro para dilucidar cómo serán las cosas realmente, y más cuando la película parece tan cierta que uno diría que se trata de un documental. Las ciudades de Código 46 ya existen, pero son mucho más grandes y de acceso controlado, están regidas por un gobierno mundial, su gente vive de noche y duerme de día para evitar el sol atrofiante, su idioma es un inglés tapizado de palabras de otras lenguas, los médicos retiran segmentos indeseables de memoria, la percepción es alterada por costosos virus comerciales, los clones y fertilizados in vitro son tan comunes que nadie sabe quién es pariente suyo. El amor es intenso pero efímero e incierto, la vida es tediosa pero cómoda, y los perdedores son parias desechados que viven afuera, libres de control pero negados de recursos. Como hoy, como las colonias ricas y pobres del DF, como primer y tercer mundos. Código 46 es un poema visual, María es de sensualidad distante y depresiva, William atrae sin palabras, y yo viví un pedazo de futuro, que espero no llegue pronto, aunque ya esté aquí, en su manera más insospechada e incipiente. ¡Quiero estar adentro!

 

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