lunes, octubre 25, 2004

blog dreams (wet dreams?)

La primera novedad al volver a México es lo agradable del aire seco. La ropa está seca y planchada, no ensopada y oscura y arrugada como si uno acabara de nadar en el Amazonas; la cara no brilla como de santito de cera en Semana Mayor, los besos no se resbalan con el sudor mezclado de los dos acalorados muamuaristas, los vasos no dejan ríos de agua en la mesa y sus hielos no se derriten en cuanto echas el tonic. Después del baño y secarse con una toalla seca, no parece que sigue uno dentro de la regadera. Viva la sequedad del ambiente.

La segunda novedad fue pasar la noche despierto, sin el arrullo de las olas que todo consumen, hasta la memoria y la sensibilidad. Junto al mar se duerme profundo, como para siempre, en una deliciosa nube de ensoñación. No se recuerda nada, pero no importa. Uno duerme feliz y la cara lo demuestra a la mañana siguiente: llenita, sonriente, como de bebé (Zote). Aquí uno escucha hasta sus más ligeros temores, y como había entrado rapidini a internet antes de ir a la cama, para ver las últimas noticias de la pandilla basurilla, cuando finalmente me permitió el silencio conciliar un estado vegetativo, descubrí que mis sueños iban armándose como textos de blog. Vaya obsesión. Pantalla tras pantalla, y sin fotos, nomás la insistencia por detallar con palabras y corregir y no enviar antes de revisar. Era de terrortz. Era el calor seco de la ciudad. Extraño la playa.

 

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