viernes, octubre 08, 2004

the nobel piano


Hasta los viejitos suecos que cada año se sientan a la mesa de la Academia en Estocolmo para decidir a quién regalar 15 millones de pesos (yo!, yo!) se han debajo influir por el escándalo y la sexualidad. O quizá quieren ser fotografiados, salir en el Vanity Fair o el TvNovelas, y mantenerse a la par de cantantes y actores en boca de todo mundo. El caso es que han elegido a una mujer austriaca controversial para darle el premio Nobel de literatura 2004, Elfriede Jelinek (prima del socio de mi amigo Antoine en la tienda de antigüedades que tenían en Londres, y por tanto casi pariente mía -ya le estoy escribiendo una cartita muy mona pa'que prexte unox eurox), autora entre otras obras que patean a la burguesía de El Pianista, que luego hicieron película y asustó a muchos y deleitó a otros. Y la mensa no quiere ir a saludar al Gus de Suecia, que porque le da náuseas enfrentarse al público. Bueno, es comprensible, con esa mamá tan sangroncita que tuvo -como en la película- pero a quien debe algo de su talento y sus logros. Se confirma de nuevo que para triunfar en la vida se tiene uno que pasar una infancia horrible con una madre castrante. Mi segunda carta es para mi ma, tipo oye ma, ¿por qué fuiste tan linda conmigo?, por tu culpa ¡soy un inútil!

 

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