hurry on, hurricane!
Sé que causan atropellos y daños a millones, pero vaya espectáculo de la naturaleza. El club de millonarios tendría muchas reservas si pudiera ofrecer vista de palco presidencial desde uno de los satélites que circundan nuestro lindo planeta, para admirar los torbellinos monumentales que vienen de medio mar girando girando hacia tierras fértiles. Eso como vista panorámica de una obra de arte viva, perfecta en su geometría y su lógica de movimiento. Ya para thrills terrícolas, pues tener la suerte de andar por una de las playas de la ruta tenebrosa de uno de los huracanes y sentir el viento azotando con lluvia y su ruido constante y amenazador. Despierta uno del hipnotizado andar cotidiano para admirar fuerzas gigantes y majestuosas. ¡Qué poético alucine!