viernes, abril 08, 2011

PANZA

Bueno, es que hasta la secretaria mandona de la oficina me ha hecho notar últimamente lo desarrollada que anda mi pancita, tanto, que llega dos minutos antes a la oficina y ocupa mucho lugar dentro de mis camisas y me hace caminar con cansancio y pesar y bufar y no poder hablar. Así que desde hoy cero pan. Cero cerveza. Lo demás no sé, uno que otro chocolatito, postres con moderación. ¿Bajaré así algún día? ¿Habrá un secreto de los dietistas expertos que facilite las cosas? Mi mamá con su dieta extrema baja kilo por semana, pero yo no puedo vivir de café y toronjas y medio bistec hervido y no sé qué mas. También debo forzarme por establecer una rutina de ejercicios de músculo estomacal, par endurecer toda esa zona. Es que guácala con la panza.

viernes, marzo 25, 2011

Reencuentro, recuento

¡Qué barbaridad! Hace tanto tiempo que no me visito que había olvidado los datos para entrar a editar y todo lo demás! Cómo ha cambiado mi perspectiva en relación a estos medios de comunicación. Me dan flojera. O no tengo nada nuevo que decir. O más bien no tengo visitantes. Recuerdo como un evento de adolescente casi la manutención tan esmerada, diaria, adjuntando fotos y hablando de temas sacados de otros lados o míos, opinando y reorganizando las oraciones. Y ahora sólo espero que llegue la hora de salir de la oficina, en casa la hora de la cena, después de cenar la hora de meterme a la cama, al despertar me da cierto gusto bañarme y vestirme, desayunar y abandonar el hogarucho, y de nuevo la espera larga para la hora de la comida, a menos que haya mucho trabajo y entonces pueda perder mi sentido del tiempo y disfrute hacer oraciones en otro idioma y funcionar como secretaria bilingüe nomás, mecanografiando rápido, ignorando lo que sucede con los demás oficinistas, levantándome por un café a las once y abrir un sobre de galletas de avena, ir al baño, revisar mi gordura de panza, lavarme las manos con anhelo de algo mirando al espejo. Esos son mis días de oficina, y los de fin de semana son algo mejores.

sábado, septiembre 18, 2010

noche de grito y frustración

La noche de celebración del bicentenario de la independencia de nuestro país íbamos muy dispuestos a ser nacionalistas participantes del festejo Jorge Pedro y yo y llegamos temprano, pasamos los retenes de aeropuerto donde se dejaban hasta los encendedores (¿cero fumadores en todo el zócalo?) y deambulamos por los distintos ejes de la plancha para observar a la gente y disfrutar –poco- de la oferta musical en escenarios lejanísimos. Vimos llegar al coloso de veinte metros blanco (¿hecho de cocaína solidificada? Decían que sería el caballo de Troya como entrarían los narcos a matar a todo mundo, pero más bien fue para drogarlos, jeje) pero se quedó acostado, vimos a la señora que venció vallas y vendió más de mil tlayudas con frijol, nopal y salsa roja, la cola más eterna para comprar una hamburguesa en mcdonald’s zócalo, a la gente agotada esperando, pero curiosamente se podía caminar con cierta facilidad: ya habían cerrado el acceso a los demás. No lo sabíamos, temíamos aglomeraciones insufribles y salimos de allí para llegar a la fiesta de Michael, que sí estaba a tope y sofocante, pero hubo antojitos muy ricos y nos trepamos a la azotea de su edificio a mirar los fuegos de la plaza que pudimos haber presenciado desde dentro, desde abajo, para quedar sumamente apantallados y quizá ahogados por el humo de la pólvora, pero felices de nuestra heroica hazaña, que sólo una vez antes hice, cuando aún había los horribles cascarones rellenos de harina que hacían engrudo de las lágrimas en los ojos, y balazos y borrachos y todo era peligroso. Esta vez fue limpio y seguro y nos fuimos y era el gran festejo. No me da gusto, pero estábamos cansados, qué se le va a hacer.

miércoles, julio 14, 2010

melancolía y viajes

Hoy se cumplen tres meses de que murió mi hermana linda, y parece mucho más, pues ha quedado su recuerdo en la memoria sin refrescarse con hechos nuevos, y he tenido la oportunidad de hacer dos viajes interesantes, uno a San Miguel de Allende, donde no iba desde que murió Diana la princesa (lo sé porque estuve allá con mis amigas inglesas y recibieron la llamada con la noticia cuando cenábamos muy a gusto y todo se hizo triste y dramático), ahora enviado por los de hoteles Misión para hacer mi articulillo pillo sobre la boite el bezzito con linda vista de iglesias, la capilla campestre con misterios de pueblo y el jardín botánico de gran alcance ecológico, y el otro con Sonia a París la semana pasada, viaje relámpago de tres días enteros caminando por las calles gloriosas en un calor veraniego imposible, bebiendo mucho y comiendo rico, y atendiendo mis traducciones de la ofi desde el ordenador de la salita del hotel de mi amiga ejecutiva que se la pasaba al cel con su ofi, muy ocupados y cumplidores ambos, antes de irnos de pachanga de noche, una al Lipp en St. Germain, dos al Boeuf sur le toit en Faubourg St Honore y tres a la Taverne de l’arbre sec en Marais. Cómo quisiera pasar unos años allá, trabajando en algo sofisticado, siendo tres francais y disfrutando su comida y lujo de vida, pero ni modo, sigo acá en la chinampa con h y muy contentito en verdad. Bueno, más o menos.

viernes, mayo 14, 2010

a treinta días

Hoy se cumple un mes desde que murió mi hermana linda. Como dice María, una de sus mejores amigas (la otra es Tere), parece que fue hace mucho ya, todo ese sufrimiento y preocupación, la atención médica constante y el optimismo mezclado con profunda decepción y tristeza, y al mismo tiempo acaba de suceder y aún no lo podemos creer y aceptar, pero cada vez que salta a la memoria, duele, da nervios y hay una horrible sensación de incapacidad para haber manejado todo el proceso. Finalmente la vida de cada uno es suya y lo que podamos agregarle de valor en momentos de emergencia es poco. El cariño ya estaba, pero la distancia también, y el pasado queda inalcanzable. Laura, quiero que sepas que admiro tu forma de haber llevado la vida, con todo y sus altas y bajas, de haber establecido relaciones íntimas, profundas y verdaderas con tus amigas, todas originales y hermosas e inteligentes y cercanas a ti aun ahora. Te mando besos.

miércoles, mayo 05, 2010

one more 5 de mayo

Estamos en México, no en los iunaited, así que no celebramos el tal cincodemaiou. Pero me escapé de la ofi un rato para aprovechar la promoción de Banamex y endeudarme aún más, y tuve éxito: les debo miles. Pero paré por el atelier du chocolat y compré una florentina, como las que me ofrece mi tía la Chata después de la comida y son tan ricas: 10 pesos cada una, pero lo vale, y si te esperas se derrite así que mejor ligeros de compras, total ya debo mucho. La secretaria de Sonia me llama para pedir los datos de alguna florería local que no le cueste tanto. Yo lo que quiero es que ella le envíe flores a mi ma, al menos este año. Le diré. Me aburro tanto en la oficina, no entiendo por qué no me llegan más traducciones. ¿Qué no si estoy dispuesto a pasar horas frente a la pantalla traduciendo debería alguien enviarme mucho trabajo? No, uno debe salir a buscarlo. No contaba con eso. Di una salidita y encontré una agencia que me empezó a enviar muchos pequeños trabajos, pero parece que se agotaron los deseos de sus clientes. Buscaré otra. Saludos

sábado, abril 24, 2010

Adiós a Laura

En la noche me voy a Vallarta y estoy angustiado por la comida con mi tía y mi primo el médico que quería traer a mi hermana al DF al mejor hospital con el mejor oncólogo. Está convencido de que hubieran podido extenderle la vida hasta un año. Apenas me dice eso hoy. Sé entonces que mi hermana tuvo razón en no querer probar más tratamientos y mejor dejarse morir naturalmente, al lado de la playa a la sombra de las palmeras y no entubada en una cama de hospital muy lejos de sus hijos y amigas. Así fue. Casi. Estuvimos en Akumal y miró el mar y pidió estar en la cama y ya no salió de allí. Se nubló y llovió y cuando ya no podía Claudia abrirle la boca para darle gotas de morfina para el dolor, decidimos volver a Cancún a que el médico le aplicara un calmante más potente. Era urgente acabar con el sufrimiento de una persona que ya no puede más y sin embargo no puede morir por su cuenta. Yo me asusté de lo que estaba pasando y volví a México, pero no pude dormir y a la mañana siguiente reservé mi vuelo. Aterricé justo cuando mi hermana abría sus alas para volar al infinito. La tormenta creció, se inundó el cuarto, y la ciudad, y lloramos con toda esa agua, y las flores tropicales de intensos olores que trajeron las amigas llenaron de aroma el cuarto con velas flotantes. Laura casi sonreía, estaba totalmente relajada y entonces entendí por qué se dice “ya descansó”. Mi hermana ya no sufría, nos dejaba y deseaba suerte y se iba para siempre. Al amanecer hicimos un ejercicio de yoga todos de blanco mirando las nubes y repitiendo frases rítmicas. Lloré y lloré y me sentí aliviado, pero no haber podido hacer nada para salvarla me pesa, más ante la idea médica de salvarla como sea, aunque no fuese feliz. Ese es el tema. Su felicidad había terminado.

 

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