Olé por OLED

Fuera los ridículos y anticuados focos calientes y de costosa energía, enroscados en hoyos hechos por albañiles en techos interiores antes de saber dónde quiero luz. Fuera el pasado y bienvenido el futuro de los supersónicos: ahora (bueno, no exactamente, pues el producto está en desarrollo y el objetivo es reducir su costo), los hogares tendrán paredes de luz, tenue y maravillosa como el amanecer o intensa como el mediodía, para iluminar el cuarto entero o permitir la silenciosa lectura en un sillón preferido, o techos de luz para el comedor y los invitados en la sala. Fuera lámparas, armatostes prehistóricos. Los nuevos paneles, flexibles y de menos de una décima de centímetro de espesor, no se calientan, responden a un dimmer, y usan mínima energía. Son de OLED (organic light emitting diodes). Habrá pasillos de pared y techo seccionados para irse iluminando según lo recorre el transeúnte, columnas forradas en vestíbulos y mil variantes más. Para los nostálgicos, habrá bares oscuros de luz dirigida y starbucks con lamparitas.
"No puedo más, ¡ya siempre es de día!