dreams and realities

Buen fin. El viernes llegué por h para ir a cenar al Non solo pasta de Obregón, que estuvo muy rico porque teníamos mucha hambrita. Cheleamos y nos metimos a Lake Tahoe, de lentitud apabullante, pero muy interesante y entrañable. Me reconocí en el personaje que recorre el pueblo yucateco en la deseperación del amanecer en donde no sucede nada, y aprecié muchos detalles. Mucho talento en ese director. El sábado fui con JP a la inauguración de la galería Kurimanzutto a una cuadra de mi casa. Impresionante espacio, excelente reunión de galeristas de todo el mundo, y gran consumo de miles de cervezas Bohemia bajo el sol otoñal de la meseta. De allí a comer gratis al lugar turco, cuyo chef nos hizo entender la sutil diferencia entre lo suyo y los otras regiones árabes. Muy rico, de palacio de sultán, como dicen los nombres de sus platos. Y más sin pagar. Malos que somos, promesas de promoción que quizá nunca se den. A Cuerna yo, a ver a mi ma me mima, a quien visitaba mi antigua maestra de alemán. Nos contó historias padres de su juventud en NY. Envidia. Y ayer de vuelta, lunch en don Asado y ataque de nervios por la oferta de última hora de boletos a Madonna. Claro, se los llevó alguien más. El peor es nada, un rato de chelas en el Taller, con videos de la diva divine. pos ni modo.