martes, diciembre 18, 2007

feel good movies


Hemos ido a ver dos maravillosas pelis de índole fantástica, que nos han dejado de muy buen humor, aunque quizá debamos aceptar que no andamos con las expectativas hasta el techo (disfrutar la vida relaja). A través del universo, la primera, es en realidad una visión profunda de una época clave en nuestro desarrollo como sociedad contemporánea, que rompió muchos tabúes, y un análisis sorprendente de las canciones de los Beatles que llegaron a perder su dimensión de tanto repetirse como baladas bobas de adolescente enamorado. Hay amor, y las barreras son los movimientos políticos, y uno canta admirado de los efectos visuales, sumamente bien logrados. Los amé. La otra es la Brújula dorada, original en el sentido de que ya le tocaba a una niña ser héroe, luego de galanes, galanas y niños. Y ella es muy simpática, como una Tamarita inglesa bien lista y a la que todo le sale bien. Nicole es una pieza tan delicada como el compás de oro, y hasta las escenas de guerra son comprensibles. No me molestan (como a Hugo) las almas corriendo al lado de uno como animal, pero yo que me burlaba del guardia del centro de sufrimiento porque traía un insecto por alma, ¡odio tener alma de ratón!

"Nunca serás tan bella y perfecta como yo, ok?"

lunes, diciembre 10, 2007

¡conocí a un fanss!


Fin de semana vertiginoso, comenzando el viernes con tráfico imposible para llegar a comer en el DO con Camila y su madre, locas guapas e irreverentes ambas, muchos pacharanes, y luego corriendo a la barata de Liver para comprarle un suéter a Hugui (no le gustó), pasar más noche por él y reunirnos en el Datura, diminuto bar de los amigos de Ian la amiga de Hugui frente al kiosco maravilloso de la Ribera, donde bebimos mucha cerveza y de donde seguimos al Coliseo, pero allí sí me agarró el sueño y huí a dormir a casa a las 3 am. Mañana sabatina de encargos, con plomero para cambiar de regadera y cerrar el gas de los vecinos que no pagan mantenimiento (mega pena, pero ps así es esto, como dijo el plomero), ir con Mayita por una escritura, llegar a la comida familiar de fin de año de mi tía Marta (no muy unidos que digamos, los vi hace 8 meses), donde me divertí mucho con mi prima Cristina, alegres con el tequila que nos bebimos. De allí corrí por Hugui, fuimos a cenar sushis y burguesitas en condesa, lo dejé con sus amigos en los arrabales de chapultepec, me encontré con Laura y galán en el carísimo Bengala (o sea, ¿qué onda con sus 100 pesos por vodka? no vuelvo) y nos alcanzó Hugui y juntos huimos al Tom’s -luego de un rato de ausencia- y sucede allí que me mira y me mira un tipo y se acerca y me revela que me lee con frecuencia y que le gusta mi blog, y que ése debe ser Hugui. Qué risa, me encantó el encuentro, como si yo fuera famous y salieran chismes de mi vida en un tabloide malévolo (sólo soy yo mismo el que revela mis andares, para coraje de Hugui). Le hice prometer que comentaría. Disfruté de nuevo a los hombres musculosos bailando. Es bueno dejar de mirarlos un rato (y tener un amor chiquito para verlos gigantes). De allí al vapor a las 6 am para sudar toxinas, y a las 8 a la camita a recuperarnos todo el día, luego cenita en Burger King (¡qué rico, lo disfruté mil!) de Reforma con vista al mar, y a dejar a Hugui, para volver a casa y esperar la llamada de Sonia que llegaba de NY. La encontré en el Cuatro Estaciones y cenamos taquitos mexicanos con muchos tequilitas. Nos despedimos agotados con promesas de vernos pronto, somewhere over the rainbow, y a dormir. Rico fin. No encuentro el recibo del suéter, qué pasará, qué misterio habrá.

miércoles, diciembre 05, 2007

time for atonement


Se estrena el viernes (en EUA al menos) la versión fílmica de una de mis novelas favoritas (y la leí hace poco, o sea que la recuerdo, ¡con todo y detalles!), el mejor de los libros del prosista inglés Ian McEwan, Atonement, que además de ser una historia de amor muy intensa, con una interesantísima variante de la tradicional fórmula shakespeareana de R&J (la familia lo desprecia, ella lo quiere, él muere), se trata de una invención de la realidad de la vida de la escritora misma y de su familia, en particular de su hermana. Pero sobre todo es una labor de expiación de la culpa de la autora por su tontera infantil que causa la tragedia. La complejidad del desarrollo y la elegancia literaria de esta joya dejan una sensación similar a comerse el chocolatito más delicado y fino de la caja de regalo traída de San Francisco (jeje, se llaman Rechiutti y son fantasmagóricamente maravillosos) y disfrutar el sabor que permanece en la lengua minutos enteros revelando sutilezas desconocidas, hasta que se da un trago de whisky (el que me regresé porque el esposo de mi anfitrión es ex-bebedor y ps nomás no iba el regalito) que lava todos los recuerdos y se presenta una realidad mucho más cruda, como sobrevivir una guerra sin tener idea, sufrir hambre y desolación y refugiarse sólo en las palabras escritas en una carta de la amada. La alucinación, el ferviente deseo de alterar el pasado, los anhelos de lo que no pudo suceder, la inteligencia de reconocer los errores, la misma elegancia perdida de la vida de los ingleses al final de su imperio, todo da mucho para pensar. Y la película promete, pues rebasa en realización lo que uno puede imaginar de vidas tan distantes. ¡Vive le cinéma!


"Yes, I am the fabulous Keira Knightley, baby, come peel ME a grape sometime!"

 

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