martes, febrero 28, 2006

hot ice


Yo quería hablar del hielo, por los patinadores olímpicos del hemisferio norte, y ahora el carnaval de Río está gritando a todo lo que da en pleno verano del hemisferio sur. Pero así como la chica plateada hasta da frío, a pesar de estar bailando en calores tropicales y sudorosos extremos, me enteré que el hielo a gran presión puede soportar altas temperaturas, de modo que en capas subterráneas cercanas al centro de la Tierra, donde está más caliente que el mismo infierno, puede haber capas de hielo atoradas desde antaño que a pesar de estar congeladas, están hirviendo. Padre cosa. El científico que hizo notar esta paradoja ha mirado a los patinadores y aún no sabe por qué el hielo es resbaloso. Si se mira de cerca, el hielo es tan áspero y anti-derrapante como una banqueta de concreto. Entonces, para descifrar este misterio que a todos nos concierne, en nuestra latitud nada que ver, hay tres teorías. La tradicional es que la hoja de acero derrite con el peso del artista la línea de hielo por la que pasa y el agüita la hacer resbalar, para congelarse luego luego sin que se note. Lo mismo pasa con la teoría de la fricción, que genera calor momentáneo. Pero dado que la presión enfría más el hielo, la uno no sirve y en la dos olvidé qué onda, pero la tres, la nueva, habla de la inestabilidad intrínseca de la capa superior del hielo, que se queda con los átomos bailando samba al aire, pues necesitan atarse a más átomos de hielo y no hay, por lo que al pasar la hoja las miles de manos de hielo sambante la avientan. Je. Será por eso que ambos danzantes, de frío y de calor, usan tanto brillo y color. Seguro.

"¡Empujen, que ahí viene el patín!"

lunes, febrero 20, 2006

the mezcal effect


Fuimos muchos y fueron muchos, muchísimos, el jueves, el viernes y el sábado, entre idas y vueltas a distintos lugares, a beber otras cosas y comer variado y rico, pero la insistencia del buzz del mezcal (que porque tiene mezcalina) nos detuvo en la botica apenas abierta y hasta cerrar, para salir flotando y riendo bien felices. Tamara con su tutú rosa y su seductora sonrisa, Raúl con celos entre peli y peli de su discurso, Paganel de foráneo con la camisa de banda tropical, Xamiru el de pícara sonrisa sumida en barba picante, Mar seria y sobria anotando cada milímetro de ocurrencia, Anthre asombrado y risueño pero intenso, Bernardo con sus picudísimas botas de diseño florido, Queta con su eterna juventud y novio hiper guapo. Gino's (ensalada, pasta y pastel), Don Keso (pommes frites con mostaza), Hotel Condesa (delicioso menú preparado por el gran Gilles: dip de pimiento rojo con pan navajoa, sashimi de salmón y de atún, camarones rebozados en mayonesa picante, cangrejos de piel suave fritos en polentas, bacalao en salsa negra, mousse de almendras en infusión de manzanilla), Capicúa (sólo para el vodka ese nuevo), 52 Friends (la pizza de Queta) y hasta el 219 ya sin multitudes, antes de una pasadita por los polvos del Mamarrumba y un te chez moi de hojas verdes, para sucumbir un rato y alcanzar a Terry con Daniela y avorazarnos sobre el menú de los enamorados con el final feliz del mousse de chocolate azteca lleno de chile y qué maravilla. ¿Qué aprendí? Seguro miles de cosas de miles de temas, pero el acceso me queda denegado. Buen fin.
"El verde se ve por contrarios; las bolitas son rosas."

martes, febrero 14, 2006

that valentine thing


Dicen que en gustos se rompen géneros, pero resulta que todo mundo tiene el mismo gusto. Hallmark, el parangón de la cursilería impresa, acaba de mostrar los resultados de su análisis de qué tarjeta se vende más en qué ciudad: la misma. Sí, las masas son una masa y ya lo sabíamos. La tarjeta ganadora, que se vendió cinco veces más que la siguiente, es sencillita y linda. Al frente, sobre la foto de una enorme rosa roja con un listón negro (esto del listón negro es weird, y me hace pensar que tenemos remedio), dice “Para el/la que amo”. Toda azucarada e intensa, adentro dice “Cada vez que te veo, te abrazo, pienso en ti, lo que hago es... caer profunda, loca, felizmente enamorado/a de ti. Feliz Día de San Valentín". Pero lo más interesante, de nuevo, es el negocio. La mayor empresa de tarjetas del mundo, que tiene 4,500 empleados y cuyos poetas (de premio Nobel), diseñadores, fotógrafos, tipógrafos, y demás producen sólo para el 14 de febrero, en un proceso de calidad controlada que puede durar hasta dos años, 2,000 variantes de recados de amor, para este día vende tarjetas a 35 millones de gringos, a US$ 3.50 en promedio, que dan 122 y medio millones de dólares. Y queda Navidad, la fecha que más vende, más los millones de feliz cumpleaños, mejórates, estoy contigos, enhorabuenas, por fin te graduates, divorciates, recasates y otros eventos dignos de marcar con tarjeta en su sobre. Según cuentan, el origen de la costumbre del recado amoroso es militar. En el siglo tres de Roma, Claudio prohibió a los soldados casarse, porque solteros peleaban y mataban mejor, y un padre católico llamado Valentín decidió casarlos en secreto. Lo cacharon y metieron al bote, donde se enamoró de la hija del carcelero, y antes de ser ahorcado le envió una tarjeta de amor firmada “Tu Valentín”. De ahí que se pregunta “¿Serás mi Valentín?”. Oh, so sweet.

miércoles, febrero 08, 2006

the force is with you


Tuve un fin de semana letístico (vi a mi amiga Leti). El sábado comimos y bebimos en Contramar, mmm, cheladas oscuras, tostadas de atún crudo, rollos de camarón fritos, fideo con pulpo y almejas, robalo picado con especias y soya, brownie mojado en chocolate, expresso doble y anís campechano en rocas. El domingo nos fuimos a las últimas baratas del PH, pero sólo encontré unas pesas muy cool y civilizadas que cargué por toda la tienda y terminé odiando, en lo que ella se probaba lo que yo le escogía y se le veía muy bien y acabó comprando medio Mango, yo ligando con el guapo mamado que rociaba el nuevo Armani mientras me daba tips para las pesas. El lunes fuimos al centro tibetano a la conferencia de un físico americano convertido al budismo y para celebrar cenamos en el fabuloso Blossom, los únicos allí en la nueva noche de lunes de vagancia oficial, disfrutando la perfección de las hojas de lechuga con pato picante, sopa de calamar, pollo con ejotes, almendras y ajo, camarones con mayonesa dulce y frutas, arroz frito, con litros de té verde, en lo que discutíamos las enseñanzas del profesor moderno. Si, tuve un flash de comprensión, una epifanía o whatever, cuando nos explicaba el simpático güero que así como Galileo inventó el telescopio, que permitió observar el universo y ser objetivos en el análisis y a partir de datos desarrollar teorías, el estudio de la mente necesita un telescopio interno, algo que permita analizar lo que sucede, para catalogarlo y verificarlo y de allí sacar conclusiones. Pues bien, dijo, cuando dormimos, nuestros sentidos de percepción están apagados: no vemos, ni oímos ni olemos ni tocamos, pero hay algo, un alguien allí dentro, que está mirando los sueños, y que a veces está consciente de estar mirando los sueños. Y ése es nuestro sexto sentido, un perceptor de otra índole, el telescopio que necesitamos para mirar la mente y que los tibetanos llevan milenios domando para recorrerla hasta su más elemental estructura, para entenderla. Y a esos niveles se miran tal cual el río de la información universal, y encima el deseo, tan básico, tan allá, tan importante. El deseo de ser, de vivir, de experimentar y triunfar. La fuerza de Obi Wan transformada en las ganas y la seguridad de Bode Miller para bajar a doscientos las montañas, bordeando el desastre y maravillando a los espectadores. ¡Gana todo, hot Bode!

"pero no dice nada del downhill skiing"

 

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