sábado, diciembre 31, 2005

new year's resolutions

1. Dejar de fumar (sólo lo hice durante las fiestas decembrinas): fácil.
2. Comer menos (para bajar la panza de embarazada de 8 meses): difícil.
3. Ir al gimnasio (para dar forma a piernas y brazos y seducir mejor): imposible.

Lo de que me llueva más dinero ya está funcionando con el libro de magia que me regaló Terry.

El año se fue a galope de caballo de carreras y casi ni lo vi pasar. Pero lo disfruté. Creo, pues los mejores momentos estuvieron sumergidos en mares de alcohol que borraron los casettes.

Espero disfrutar el nuevo, que me trae de regalo la celebración de medio siglo de mi estancia en planeta tierra. Pero eso es hasta marzo, así que todavía seré adolescente un ratín. Y luego.

Feliz año a mis queridos lectores y amigos del blo world. hugui

jueves, diciembre 22, 2005

yeah, sure, santa


Desde que los amigos maldosos me informaron que no existía el tal gordo que metía por la chimenea regalos desde el polo norte en su trineo jalado por renos, me di cuenta de que ya lo sabía. Y lo del ratón, el conejo de pascua y la triple complicación cristiana. O sea. El punto es hacerse el creyente para obtener beneficios: regalos, dinero, huevos de colores, entrada al cielo. Todo es negocio. Los mitos son tontos y anticuados, primitivos y quizá necesarios en un nivel de miedo e incertidumbre, pero es tanto más bella la realidad objetiva, sencilla, natural y espontánea, o al menos la que uno se fabrique con sus propias herramientas, que le permita entender y aceptar el universo. Para eso hay que leer, dilucidar, drogarse, disfrutar la vida. Y ya. ¡Felices fiestas!

"es que subo por el caño; ya no hay chimeneas"

lunes, diciembre 19, 2005

and now, the lawn mower!


Acompañé a JP a entrevistar al dueño del changarro que acaba de importar las podadoras más rápidas del oeste y casi acabamos en emergencias, por mi culpa. Me vi como un Bush cualquiera, esquivando un hoyo y yendo directo a él, esperando el siga en Insurgentes y empujando a JP al tráfico. Yo acabé con rodilla torcida, él con mano sangrante. Diabólicas y veloces, en planito las Segway a uno lo llevan cual novicia rebelde cantando, pero sus giroscopios internos son tan sensibles que una pizca de susto exagera treinta veces la reacción y todo se va al trasto. Ya entrenados, zumbamos felices por las banquetas de Reforma hasta el caballito y de vuelta, en la asoleada tarde sabatina. Y quedamos adictos. Un coche chocó contra otro por mirarnos, los peatones veían dos ruedas pegadas a un palo y un tipo parado encima, sin caerse, y con cara de what trataban de entender la magia. Dean Kamen los inventó y ahora los promueve en todo el mundo para cambiar el aspecto del centro de las ciudades eliminando el anticuado y apestoso y voluminoso carro y movilizando a los peatones y proveedores de servicios (su picsa en segway) en la simpática tarima birrueda que avanza y se detiene con un insinuado inclinarse hacia delante o hacia atrás, movido por ese mecanismo futurista cargado por electricidad. Sí, por un par de horas, estuvimos en el futuro. Y se reproducen rápido. Ya los hay en todos los continentes. ¿Cortan pasto? Nel, y cuestan como mi Ka. ¿Valdrá eso avanzar rápido y sin hacer esfuerzo? Como dice la burla, pronto veremos a miles de gordos flotando en Segways. Y accidentados, porque tiene su chiste, aunque en los concursos ya están bien piquiux.

hyper cool (yo)


hyper dumb (bush)


hyper nerd (jp)


hyper stylish (tamara)


hyper hyper (raúl)


"órale, che gorda, ¡no tenemos todo el día!"

martes, diciembre 13, 2005

Oh, that narwhal toothache!


Los famosos y místicos colmillos del unicornio comenzaron a circular por Europa en el año mil, aunque ya los griegos y romanos se habían convencido siglos antes, por influencia china milenaria, de la existencia de ese maravilloso caballo blanco con cuerno, símbolo de la pureza de espíritu, el mundo sobrenatural. Poseer uno de los mágicos objetos presagiaba poderes gigantes y control sobre las enfermedades y los venenos. Se convirtieron en el regalo más codiciado de reyes y reinas, y quien presentara uno prácticamente se hacía Slim de la noche a la mañana. En el siglo 16, la reina Isabel recibió uno valuado en 10,000 libras de entonces, el precio de un castillo con todo y tierras. Karl V de Austria pagó gran parte de su deuda nacional con dos colmillos y los Hapsburgo luego hicieron un cetro de uno, con diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros incrustados. A fines del siglo 17 un científico danés reveló el origen de los mágicos marfiles espirales: venían de una ballena chica del polo norte, el narwhal (ballena cadáver, por sus manchitas en la piel, como les salen a los marinos ahogados, tan dulce idioma el noruego). El nuevo mito de la fuerza inaudita de esta bestia marina suplantó al del unicornio. Se decía que atravesaba barcos como taladro, que cortaba las capas de hielo para tomar aire y peleaba con su colmillo por supremacía macha. Y hoy, en nuestra era de la verdad científica, nos informan que se trata de un diente gigante con diez millones de tubitos que van del exterior al nervio central, algo como la peor pesadilla del universo, un diente de tres metros de largo lleno de picaduras en el agua helada del polo norte. O sea, San Narwhal de los sufrimientos. Con razón molerlo curaba el peor hechizo. ¿Su propósito? Identificar partículas nutritivas para seguir la corriente que conduce a la comida, detectar cambios de salinidad para evitar capas congeladas, y sacado al aire derechito, como estandarte macho erecto, predecir tormentas, y de paso seducir y atraer, pero a otros machos, pues se juntan y frotan sus colmillos suavemente, para limpiarlos y para provocarse miríadas de sensaciones eróticas, insospechadas para las pobres hembras, que envidiosas y sin diente los contemplan, preguntando now what?, gritando nagual, ¡la onda soy yo! Ah que los narwhales, tan sofisticados seres y tan antiguos, no se pelean, se frotan, so sexy. Claro, no vayan a pasar al coito. ¡Auch!

"¡Frótale más abajito, wey, que me da, me da!"

jueves, diciembre 08, 2005

farewell, red one


Se retira mañana de la vida pública uno de los iconos más representativos del Swinging London: el maravilloso y simpatiquísimo doubledecker rojo Routemaster, producto de la ingeniería posguerrera, super económico, ligero y sencillo de operar, y muy fácil de usar. En el tráfico, agarraba vuelito en la banqueta y me trepaba a la plataforma de tiras de madera de su trasero abierto, agarrado del tubo brillante (¿iniciarían allí las teiboleras su arte?), le pagaba al boletero y me contorneaba subiendo la escalerilla espiral para buscar asiento arriba, donde además se podía fumar antes del 93. Lento pero seguro, chico por fuera y muy amplio por dentro, cálido, íntimo, infalible, empezó a ser sustituido por modernidades cuadradotas e incómodas, sin chiste, sin esquinitas oscuras donde arrellanarse, sin boletero de acento cockney y cuentos chistosos y cotidianos, como los de Harold Pinter, el gran dramaturgo inglés, generador del teatro más duro a partir de silencios atinadísimos mezclados con la forma real de nuestro hablar, en frases partidas y confusas, el inventor del slice of life y que acaba de recibir el premio Nobel de literatura y de paso atacó al imperio gringo con astucia y franqueza y toda la razón. Su elocuente discurso de agradecimiento iba por el asunto de las palabras del teatro en búsqueda de la verdad, y zápale a la tangente de cómo lo opuesto es la política, que va contra la verdad para rodear a los ciudadanos con un tapiz de mentiras. La frase “the American people” es un colchón de seguridad que permite dejar de pensar, y aunque esté sofocando la inteligencia y habilidad crítica, es una anestesia muy cómoda. Puso a EUA como el espectáculo más imponente del camino, brutal, despectivo y despiadado, y muy abusado, como vendedor cuya mercancía más vendible es el amor propio, que no sólo mintió para justificar la guerra contra Irak, en un acto de terrorismo de estado que demuestra absoluto desprecio por la ley internacional, sino que ha apoyado e incluso parido casi toda dictadura militar de derecha de los últimos 50 años. Le aplaude al país, por haber ejercitado una manipulación clínica del poder en todo el mundo con máscara de una fuerza en pos del bien universal, como un acto de hipnosis brillante. Además, exigió que a su propio Tony Blair le hagan juicio en una corte internacional de crímenes. Harold, tendrás que gastar tu premio en protección sofisticada. Mejor escóndete en uno de los doubledeckers en desuso.

"Como ya me dieron el cheque..."

jueves, diciembre 01, 2005

December 1


Para mí uno de los grandes misterios de los conflictos internacionales de hoy es el hecho de que haya una corriente de médicos americanos, mexicanos y de otros países en el mundo, que sostienen que el virus de la inmunodeficiencia es una mentira del hombre blanco que se generó como bola de nieve y se mantiene viva por el respaldo de millones y millones de dólares que se destinan a la investigación en ese campo y a la producción de los famosos y carísimos cocteles. Para ese grupo, los síntomas por los que eventualmente muere quien acarrea dicho virus son resultado de enfermedades dañinas, no tratadas por no ser identificadas como tales. Por ejemplo, mantienen que hay cuatro variedades más de herpes no reconocidas y mortales, que si tratadas, dejarían de serlo. Del mismo modo, los enfermos africanos, por ejemplo, mueren de inanición, sed, malaria, y todo tipo de horror tradicional. Los gringos mueren por la debilidad a su sistema de protección causada por la exagerada ingestión de drogas de moda, muy fuertes y que no existían hace cincuenta años. Para ellos, la existencia del virus famoso es imposible porque no se comporta bajo las leyes naturales de cualquier virus, y dicen que por eso se han inventado términos como retrovirus y demás, que explican algo falso. Una teoría para tapar otra. Hay disidentes americanos que defienden esta teoría con su vida misma, y muchos de los integrantes de esta corriente trabajaron con los descubridores del virus y por eso se creen con la autoridad para negarlo. ¿Será cierto? Una solución tan clara y contundente y con evidencia de libros y artículos y estudios debería ser fácilmente respaldada por las organizaciones mundiales de salud, diría yo. De igual forma, la manipulación que provocan cantidades inauditas de dinero también sucede todos los días. ¿Llegará el día, en años, siglos, que se rían de la falsa epidemia que invade nuestra existencia? ¿Se verá como una peste bubónica, que no se pudo controlar por los escasos conocimientos medicinales de la época? No sé, pero uno cogía de lo más a gusto sin condón hace años y era delicioso, aunque de todos modos había peligros, menores, pero que daban susto, y dolor. Pinche sexo, tan rico y tan traicionero.

"Those were condoms, or viruses? weird!"

 

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