jueves, noviembre 17, 2005

Oh, come on, it can’t be!


La principal noticia de la nueva peli de Harry Potter es que el malvado maldito cuyo nombre no se debe pronunciar es nada menos que el más angelical de todos los actores ingleses, y lo hace estupendamente bien. Además, hay un nuevo personaje maravilloso que se quita y pone el ojo y demás órganos (¿qué trucos hará en la cama?). Y el director hace un buen trabajo, elevando aún más y a nuevos sitios de inglesa ironía la noble y espléndida creación de nuestro Cuarón en la de Azkabán. La queja es ahora la pobre actuación del pobre Harry, quien va perdiendo su encanto de niño y su atractivo es más bien verlo crecer y madurar conforme pasa la serie, solicitando el cariño del público para que se salve de los hechizos y de caer en el olvido cinematográfico. En cambio, sus dos amiguis, el bobi y la sabelotodo, parecen haberse graduado con mucho mejor calificación, si no de la academia del hechizo, sí de la escuela de actores. Sí, que sigan haciendo pelis de la serie, para no leer miles de páginas. Y con esto los dejo, amiguis del ciber, y me largo a la playa una semanita.

"Sí amiguitos, ¡soy maaaaalo!"

martes, noviembre 15, 2005

yell taxi? no, just press!


Oh, cuántas historias se desarrollan en la oscuridad profunda y cálida de un taxi amarillo de Nueva York. Tan solicitados y frecuentados por los locales, que se consideran extensión móvil de la sala de la casa. Allí uno repasa puntos importantes antes de una junta, recupera el aliento rodeado de mil bolsas de shopping, besa y faja con el recién conocido amante, hace llamadas intercontinentales en el trafico y se lee todo el periódico, bebe y fuma tras el vidrio divisorio y viaja de bar en bar, bajando de uno, subiendo a otro, reconociendo los orígenes de todo un universo de conductores que casi no hablan inglés y no sonríen y nos ignoran, como debemos hacerlo nosotros. Parsons, la maravillosa escuela de diseño metida en el Village, abrió sus puertas para dilucidar sobre el futuro de los famosos taxis amarillos. Las propuestas son tan buenas, que las autoridades han decidido incorporarlas a su flotilla, y los autos mismos los irán remplazando poco a poco, hasta quedar bien futúricos ellos y ser los primeros con el taxi del siglo XXI. Claro, quizá le ganen al bochito verde ñeris con virgencita iluminada, tercipelo y colgajos, pero no a los aún más famosos cabs ingleses, esa belleza negra, clásica y redondita, que ha sido rediseñada en más cuadrada y es ahora más cómoda y espaciosa y sigue con su habilidad de dar vuelta en U en una típica calle angosta londinense. Y mientras al taxista niuyorkino hay que darle instrucciones de cómo llegar de la 20 a la 45, el london cabbie pasa exámenes rigurosos de meses para conocer todo recoveco posible. Pero los taxis amarillos son accesibles y parte de la vida niuyorkina y de mil pelis que los incluyen, desde que crearon fama los tradicionales, espaciosos y anticuados checkers sesenteros, así que su evolución futurista nos afecta así de directito. Para empezar, un botón del celular alertará al más cercano. Fin de pleito y gritos desgañitados por uno. Ya adentro, la computadora diseñará la ruta más corta y eficiente, considerando desviaciones, tráfico, rutas escénicas y demás modalidades, y el pago será con tarjeta, de crédito o de transporte, pasada por la ranurilla pilla. Como setenta de cien taxis llevan sólo a un pasajero, los nuevos serán de dos tipos, los amplios para aerop, y los compactos, con la entrada del conductor en vez de cofre y asientos enfrentados, puertas deslizables, techo de vidrio de una vista, para admirar los edificios y que no lo miren a uno, acceso a internet y cargador de celular. No importa. Yo sigo añorando los cabs ingleses, con su delicada orilla roja en las vestiduras grises, teléfono en el descansa brazos, y el simpático cabbie ofreciendo adivinanzas en cuanto abría la ventanita divisoria. Pero he tomado más taxis verdes, y vaya que los disfruté, perversamente. ¡Viva el taxi!

martes, noviembre 08, 2005

oh, sweet sleep...


Los humanos cada vez tenemos más problemas relacionados con dormir (la ventaja de irme haciendo viejito es poder comparar con mi pasado), por las tensiones de trabajo y el eternamente poco dinero que recibimos a cambio y lo rápido que lo tiramos por la ventana, o los exámenes para los que no estudiamos nada o tanto que caemos en las almohadas mareados y a punto de vomitar sin lograr despegarnos de los temas, o el exceso de ejercicio, cuyos dolores resultantes nos impiden relajarnos, y diario la vida, en su repetida y alternante agonía y alegría, nos lleva a considerar las perspectivas de pasar una buena noche. Por ello, los estudiosos del tema han decidido ver qué onda con el dormir del resto de los habitantes del planeta y buscar nuevas perspectivas y soluciones para el insomnio. No han llegado muy lejos, fuera de averiguar que las iguanas duermen con un ojo abierto, y las moscas sin cerrar los ojos pues no tienen párpados, pero no se sabe si duermen igual que nosotros, o si sueñan. Digo, si vemos un perro dormido, sabemos que sueña la persecución más bárbara de su vida, pero ¿lo recordará luego, y de qué sirve? Resulta que las moscas son las más parecidas a los humanos a nivel cerebral a la hora de dormir. Oh, qué bien se siente uno con esa revelación, el hecho de que ambos produzcamos dormidos las mismas ondas eléctricas de baja frecuencia para recuperar energía cerebral. Bah. Aparte de eso, parece que despiertos, aprendemos todo el tiempo, aun sin darnos cuenta, conectando neuronas, creando sinapsis, de alto costo enérgico, y por eso el cerebro debe desconectarse, relajarse, para empezar de nuevo la mañana siguiente en su obsesiva actividad de aprendizaje. Nos informan que el ratón de bolsillo y los murciélagos son los animales que más duermen, 20 horas al día. ¿Serán los más listos? En cambio, los que menos duermen son las jirafas, 2 horas diarias, los caballos 3, las vacas 4 y los elefantes 5. ¿No debería ser al revés? ¿Que los grandotes requieran más horas para reponerse? Tanto moscas como perros duermen 10 horas y los gatos 13. Hay patos y ballenas que descansan una mitad del cerebro y luego la otra, vigilando o nadando con la parte opuesta del cuerpo. Parece que el famoso periodo REM sólo sirve para alertar al cerebro a despertar si hay peligro y el verdadero descanso es antes, cuando todo está apagado. En fin. Es bien sabido que con una densa lectura se duerme plácidamente, pero es de día y debo trabajar.

"Tell me I'm sleeping!"

martes, noviembre 01, 2005

why on halloween?


Ayer rondaban miles de mini personajes extraños por las calles que cruzo al salir de mi oficina, jalados por sus nanas para atravesar rápido a la otra banqueta y asaltar más casas cuyos polis sostenían amables y aburridos las bolsotas de dulces importados compradas por la señora para la ocasión y que los asaltantes disfrazados revisaban a conciencia. Las nanas se divertían a carcajadas, seguro imaginando cómo saltaría Gasparín veinte metros cuando le diera la defensa de mi coche, o cómo su diablito tendría que asistir luego a clases todavía con trazos de makeup imborrable. Eran hordas liliputienses, todas mágicamente puestas de acuerdo en salir a su invasión a las cuatro en punto, para evitar ser asaltados por hordas aún más peligrosas y serias, de los asaltantes que rondan la zona cuando anochece, y sacarles ventaja a los integrantes de hordas bizarras, como los de las fotos, que salen más tarde en busca de dulces, pero de otro tipo. Furioso de tener que tolerar timbrazos cada minuto al llegar a mi casa, descubrí que mi zona no es de peligros extranjeros. A mí sólo me tocan los rezos a la Lupita a mediados de diciembre, o sombrías procesiones de santos sangrantes por ahí de marzo y abril. Y hoy, muchos arreglos anaranjados, hasta en el changarrito de flautas de pollo, res o papa, que tanto frecuento.

"I came as a zempasoocheettle"

 

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