jueves, julio 28, 2005

the new car


Para empezar, olvídense de ligue y coito en el asiento trasero. Luego recen por que no llueva o se nuble. Y no lleven maleta. Y no pasen baches. Y más vale que no esté muy empinada la subida. Y aléjense de los camiones de carga, que los podrían usar de toalla femenina o aplastarlos como envoltura de chocolate Hershey’s. Y no traten de mover la cabeza. Y no se recarguen en él. Pero eso sí, cero ir a la gasolinera. Y para quienes no apreciaron el último batimóvil, ps éstos son buena opción, aunque los malhechores huirán silbando y mascando chicle. Los nuevos modelos de coche solar compitieron en una carrera que comenzó en Austin, Texas, y terminó en Calgary, Alberta, a 4,000 kilómetros de agonía y parálisis. Ganó Joe Belter, el de sombrero amarillo. Perdón, coche amarillo (se bajó al baño menos veces). De repente, mi diminuto Ka parece Kadillac, rete bien espacioso y confortable.

"¡me siento superman! pero el actor, después del accidente."

martes, julio 19, 2005

the tattoos of fruits


Un detalle frustrante de la globalización es frenar el ímpetu de morder una jugosa pera d'anjou para quitarle primero la mini-etiqueta adherida cuya pestañita nos obliga a dominar el arte de hacer piojito con uñas largas y precisas y no arruinar la superficie de la fruta. Los papelitos hasta tienen nombre (PLU: price look-up, por la información que contienen, desde el nombre, procedencia y tipo de producto, hasta su precio –aunque yo sólo recuerdo ver la marca) y están por desaparecer, pues los odian los consumidores y la industria, que no sabe cuánta goma ponerles -sin envenenar- para que sobrevivan el proceso de empaque, distribución y control cada vez más riguroso de lo que come el hombre en países industrializados. Y como todo lo bueno es una revisión de lo antiguo, la fruta, como el ganado, está por ser marcada, pero no con hierro al rojo vivo, sino con un delicado aparato de láser que tatúa cada fruta retirando sólo el pigmento exterior de la piel para revelar una capa de color que contraste. Los técnicos, como siempre, se excitan a niveles idiotas, y presumen que “un plátano podría estar lleno de información, inclusive contenido fibroso, calorías, sugerencias de servir y ¡hasta se podría vender espacio publicitario sobre él!” Uno de los problemas a resolver, con fruta similar y exótica que llega de todos lados, es el horror de la cajera de súper ante distinguir entre 12 tipos de manzana o chirimoyas mexicanas nunca antes vistas. Con esta nueva técnica, la cajera ascenderá de status vulgar a maga lectora de fruta y será capaz de contar todo tipo de detalles sobre frutas y verduras (con la ayuda del scanner avanzado lector de tatuajes). Algunos secretos de código: números de cuatro dígitos, fruta cultivada normalmente; cinco dígitos que comienzan con 9, fruta orgánica, y con 8, modificada genéticamente; los primeros tres números, tipo de fruta y el último, el tamaño. Esto del tipo y tamaño ya lo dominan los anuncios personalizados de las revistas gay, pero utilizan letras y números para describir el preciado pene. Ejemplo: B 8”2½”U/C-BH-SU (negro, 8 pulgadas de largo, 2.5 pulgadas de diámetro, sin circuncidar, cabezón, parado derechito). Supongo que es bueno saber todo sobre el pepino que uno se va a comer.

“Mi tatuaje indica que soy un imbécil; ¿y el tuyo?”

lunes, julio 11, 2005

weekend gossip


Quisiera regresar al pasado para recuperar el artículo del NYT que no terminé de leer -pues por la vía normal debo pagar- sobre la posibilidad de volver al pasado, pero si pudiera, mejor iría a momentos y lugares más importantes, de mayor significado histórico o curiosidad metiche al menos. Como en el túnel del tiempo de la tele, el autor aclaraba que en el espacio-tiempo el pasado corre en iguales condiciones que el futuro, por lo que no existe ley física para impedir el viaje al pasado, si bien es aún teórico el asunto. Explicaba que se puede aprovechar un gusano de tiempo, que une un agujero del mapa de espacio-tiempo con otro, en el continuo emparedado de espacio-tiempo de cada evento, y si no se crea una paradoja, se puede llegar a un evento que ya pasó. La paradoja es algo que altere el curso normal de la historia, problema crucial en la serie de tele, a evitar a toda costa. Si voy a mitad del siglo veinte y mato a mi padre, no puedo nacer yo. Otros arguyen que no puedo estar dos veces en el mismo evento, si por ejemplo tratara de volver al momento en que me pasé de la casa donde se daba la fiesta de Plaqueta -y seguí a un infiernillo de tráfico y tempestad en zonas oscuras e inhóspitas de Tepepan- para hacerme frenar y ver el número, o como Harry Potter creyendo que es su padre y se ayuda a sí mismo. Según los expertos, sólo si el regreso causa la historia desarrollada, se evita la paradoja. En bolas de billar, si al salir del gusano la bola golpea a otra y ésta se dirige a su posición real en el futuro, funciona el regreso. Los pesimistas dicen que no se puede viajar por el gusano porque su entrada es un hoyo negro y su fuerza aplasta todo lo que pasa. Pero no leí la solución por atender asuntos de oficina, y ahora no me puedo concentrar dilucidando esta urgente paradoja. El caso es que el viernes del trabajo me lancé a la Cineteca y La Novia de Marx fue todo un éxito, de allí nos fuimos en varios coches a Tepepan a celebrar con clericó preparado en casa de la mamá de la chica en aprietos, y me la pasé muy bien con Tamara y JC, Anthre, Rubria, Marsopa, Mario, Berenice y Paula, además de los chairos reales entrevistados para el corto Los Chairos, que vimos allí. El sábado fue la cena en el rico Aguila y Sol para Astrompeta por su cumple, Felix por su viaje y Jorge Pedro por su esclavitud, y el domingo pasé un rato maravilloso y lleno de envidia descubriendo los tesoros acumulados con nuestras llamadas telefónicas por el astuto gordo Slim en el museo de su mujer. Es inaudito que México posea uno de los escasos óleos del medioevo alemán, pero el libro de la exposición aclara que el Adán y Eva de Lucas Cranach fue subastado en Sotheby’s hace unos años y obtenido legalmente. De igual forma, el museo ha acumulado pinturas del Greco, Brueghel, Tiziano, Rubens, Van Gogh y otros, de la colonia mexicana y autores más recientes, además de miles de esculturas de Rodin, éstas sí que seguro sacadas en la noche de un sótano del museo Rodin en París. De allí corrí a la Guerra de los Mundos, con sus excepcionales efectos y tensión y pánico, todo un viaje al futuro a través de un gusano de tiempo fílmico.

Ps creo que sí pasé un buen wikén...

lunes, julio 04, 2005

bored with TV? get HD3D!


En el persistente esfuerzo por representar la realidad, desde los inicios de nuestra civilización -cuando artistas anónimos pintaron en cuevas los animales sagrados más perfectos, mágicos y modernistas jamás hechos- y pasando por todo tipo de técnica pictórica para llegar a la foto y el cine y luego a medios electrónicos, estamos a punto de dar otro saltito hacia el futuro de ciencia ficción que todo aburrido ciudadano anhela en su pantalla: tercera dimensión. Aunque el gobierno coreano lanzó el proyecto Visión 3D 2010 para lograr televisión tridimensional a nivel mundial en cinco años, ya los gringos venderán el próximo año los primeros ejemplares de los nuevos televisores de alta definición en tercera dimensión. Y no se necesitan lentes azul y rojo. La imagen es mucho más definida que lo más avanzado de hoy (la TV normal tiene 500 líneas de resolución, las pantallas existentes de alta definición 1,050 y las nuevas HD3D llegarán a 1,280 y más) y la técnica patentada muestra la imagen con tal corporeidad que uno tiende a agacharse o empujarla con la mano. El secreto es el llamado multiplex de tiempo, que implica pasar la imagen por un lente y abrir un obturador al salir la imagen para guiarla a un ángulo preciso, y hacer eso con 30 imágenes por segundo (velocidad a que el ojo ve movimiento en TV) a 10 ángulos distintos, para que de un par de ojos perciba cada uno un ángulo del video, sin importar dónde se esté en relación con la pantalla, logrando la tercera dimensión natural. Y no sólo eso. Las múltiples “hojas de video” de la nueva tecnología permitirán mostrar programas diferentes a distintos espectadores al mismo tiempo. En la nueva hora familiar en la sala, papi verá el fut, mami las noticias, hijito desperate housewives e hijita el concierto de Alejandra Guzmán, saliendo del mismo aparato al mismo tiempo. Si uno está solo, pone varios programas y mueve la cabeza más acá o allá para seguir cada uno. Pero para mostrar en tercera dimensión, los programas y películas deben filmarse en tercera dimensión. Calma. Mientras esto suceda, todo lo existente en dos dimensiones se puede adaptar sintéticamente a tres con software ya en uso. Los productores están vueltos locos pensando en el pegue de filmaciones tipo Jurassic Park, Kill Bill o The Matrix, y los perversos babean imaginando la cálida pornografía. Viva la tercera dimensión.

 

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